Moisés carga hijos que no son suyos

Números 11.11-15
¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres?”. 

Me has dicho, "cuídalos con mucho cariño, no los trates por obligación, son difíciles de amar pero son los que te he dado para que los ames. Sopórtalos, instrúyelos, son mis ovejas Moisés, y así es como quiero que las cuides, con todo el corazón (Jn.21:16)”. Quizás serán muy pesados para Séfora, Gersón, Merari, pero no para el siervo de Dios. Moisés dijo, "yo no soy el padre de ellos, soy su líder, su pastor, pero ellos no son mis hijos". Dios le dijo, "trátalos como hijos porque son mis hijos". Las demandas de ellos son grandes, sus niñerías y malcriadeces son molestas (v.10), inconformidades; y quiso decir, "no soporto el carácter de este pueblo, hace sólo un año que los pastoreo y no los aguanto más". 

Mira como Moisés se queja con Dios, le pide que lo releve o le de muerte y sin embargo los pastoreó 40 años. Ni él mismo lo hubiera imaginado porque Dios siempre le proveyó las soluciones que nunca encontraba. Había otra solución que no era un relevo fresco y mejor, ni abandonar el rebaño, ni morirse, sino capacitación o dicho con otra palabra gracia; y aunque él no la conoció en el Pacto, la experimentó en su vida, como todos los patriarcas, y le llamó con el nombre “misericordia”. No es una substitución, Moisés, sino gracia porque para esta obra “¿quién es suficiente?” (2Co.2:16).


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