Los misterios del cuerpo del Bebé

Mateo 1:18, 20

“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”.


Muchos de los que comen en familia, intercambian regalos y oyen villancicos navideños, no tienen ni idea de los divinos misterios que la Navidad encierra. Cuando Mateo dice “antes que se consumara el matrimonio” (se juntasen) es para enfatizar que su nacimiento fue diferente a los de la genealogía anterior. No se dice que José engendró a Jesús. Pone cuidado en decir que José no la tocó como mujer en todo ese periodo de concepción y embarazo.


Ruboriza un poco al hablar de estas cosas sobre la madre de nuestro Señor. Sin embargo uno de los apóstoles lo hace, éste, para hacerle pensar a los judíos que el caso de Jesús no tiene precedente en la historia de Israel. Que no lo expliquen pensado que es lo mismo que pasó con Raquel, que se demoraba en salir embarazada y al fin tuvo hijos. O que Sara la mujer de Abram que cuando tenía más de 90 años su naturaleza femenina fue fortalecida y concibió a Isaac.


Y de paso para advertirles delicadamente a los paganos, creyentes en la mitología griega y romana, que no hubo cópula entre el Espíritu Santo y María como pasa con sus dioses y las mujeres de los hombres. Ese detalle íntimo dejado por Dios en la Escritura, de que José no durmió con ella durante un año, y cómo fue formado Jesús en el vientre de su madre, no es solamente para salvar su honor de mujer ni para tranquilizar a José que no aceptaba la explicación de ángeles y Espíritu Santo que le daba María.


Cuando el apóstol dice “el nacimiento de Jesús fue así”, exactamente lo que quiere decir es la formación del cuerpo de Jesús fue así, e implica que el cuerpo de Jesús no hereda el pecado original y no está bajo la maldición de Adán, y por lo tanto no está “sujeto a pasiones” como nosotros (Sgo. 5:17; reconozco que la traducción no es correcta). Su naturaleza humana estaba limpia de toda mancha de pecado. Y ese excepcional misterio se lee en la Escritura en sus tentaciones, ya que todas fueron desde afuera no desde adentro.


Jesús podía permitir que otro hombre, el joven Juan, se recostara sobre su pecho porque se sentía como el “Anciano de Días”. Por otra parte, cuando una mujer se le acercó y con sus cabellos enjugaba sus pies y los besaba, lo que ella sentía por él era adoración y así él recibía aquellas caricias (Luc. 7:38). Jesús nunca oró como Pablo “quién me librará de este cuerpo de muerte” (Ro. 7:24), porque a diferencia del apóstol él sí podía hacer con su cuerpo lo que quería y lo que no quería, no comer o flotar sobre el agua, o pasar como invisible entre la multitud. Nació “de mujer y bajo la ley de Dios para librar a los hombres de esa maldición” (Ga. 4:4). Y eso le permitió adquirir una justicia perfecta de modo que nos sirviera a nosotros para ser justificados ante Dios.


El pecado original es una señal de la maldición de Dios. Lo que se suspendió en el vientre de la virgen fue esa maldición y la Criatura no fue concebida con ella a cuestas sino que tendría un Santo Ser, es decir sin ella en “todo su ser”, espíritu, alma y cuerpo que le permitiría ganar para nosotros eterna salvación; pues se dice que “por la desobediencia de uno los muchos fueron constituidos pecadores por la obediencia de uno los muchos son constituidos justos” (Ro. 5:19).


Hay una equivocada conclusión a la que usted pudiera llegar, que “si era hijo de María y no heredó de ella el pecado eso quiere decir que María es inmaculada o sin pecado concebida”. No. Dicen que el Espíritu Santo estuvo presente para que no se efectuara esa transmisión. No obstante, si así fuera el pecado se transmitiría por herencia genética y llegaría por medio de hormonas y células. Como en el resto de la creación, el pecado provocó un desorden biológico pero eso es una señal de la maldición de Dios, y su transmisión lo que indica es la permanencia de esa maldición, hasta el tiempo de su liberación (Ge. 3:8; Ro. 8:19-23). Y ya siendo Víctima y Sumo Sacerdote con un cuerpo sin pecado podía llevar sobre él todos los pecados que el Padre le pusiera, puesto que agradó a Dios cargar en él el pecado de todos nosotros (Isa. 53:6) y que lo llevara en su cuerpo sobre el madero (1 Pe. 2:24); y por ende “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”.


El cuerpo del Niño fue preparado por Dios para “introducir al Hijo en el mundo”. La palabra preparado (He. 1:6; 2:9; 10:5), en griego también significa “ajustado, arreglado, restaurado”. Su cuerpo fue arreglado y restaurado a su estado original porque como en Adán todos mueren “en Cristo todos serán vivificados”; de modo que ordena, “adórenle todos los ángeles de Dios”. Y ese es el gran misterio de la Piedad, que Dios puede ser adorado en carne porque así fue manifestado, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, servido por ellos, fortalecido por ellos, predicado a los gentiles, creído en el mundo y recibido arriba en gloria (1 T. 3:16).


Un hombre divinizado, elevado a la categoría de Dios, no debe ser adorado por nadie, eso sería idolatría. Entonces en el vientre de María no sólo se halla la “presencia” de Dios sino el Verbo hecho carne, Dios en la condición de hombre y cuando ella lo veía, veía a Dios, no como madre de Dios sino del mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.


Lo que es “introducido” en el vientre de María es el eterno Hijo de Dios, que “estando en forma de Dios no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse sino que se despojó a sí mismo haciéndose semejante a los hombres y estando en la condición de hombre se humilló hasta la muerte y muerte de cruz. Así, exaltado hasta lo sumo se le dio un Nombre que es sobre todo nombre para que en el Nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en la tierra y en el cielo y toda lengua confiese que Jesús es el Señor, honrándolo como se honra al Padre, para gloria de Dios”. Tal vez usted lector, no tenía ni idea de los gloriosos misterios que acaba de leer, encerrados en el cuerpo del Bebé que da origen a la Navidad.

Comentarios

  1. Pastor, qué opinas sobre el hecho de celebrar la navidad?

    Personalmente no lo hago, pues considero que lo que hemos de celebrar cada día no es el nacimiento de Jesús, sino su muerte y resurrección.

    Estoy siendo más papista que el papa al no querer celebrar la navidad?

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  2. Renton, la celebración de la Navidad, como no hay mandamiento bíblico a favor y muchos argumentos históricos en su contra, y como con ella pasa como con los cumpleaños de todo el mundo que tienen un origen pagano, por lo menos no es bíblico, el que quiera celebrar su cumpleaños que lo haga y si renuncia a eso, que lo haga. Hasta el cristiano promedio sabe que la fiesta de Navidad es un invento pagano de los papas romanos. Yo lo veo como un asunto individual y que depende del modo en que la celebra. Si me dicen algunos que vinieron unos ángeles cantando “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz” y que se dijeron “pasemos hasta Belén y veamos esto que el Señor nos ha manifestado” yo no los acuso de ignorantes y visionarios ni les prohíbo que canten. Si unos tipos extraños y atrasados vienen de lejos preguntado por el Rey de los judíos y les dicen el lugar de su nacimiento y una estrella les marca la calle de la casa, el número y que allí se halla el Niño y ellos van y les ofrecen presentes, ¿les llamo astrólogos locos, y los obligo a que recojan su dinero y se lo den a los pobres que nadie les pidió que hicieran esos gastos con el Pequeño? Si cuando la madre embarazada visita a su parienta, vieja y en estado de gestación, esta le dice que su criatura oyó la voz de ella y saltó en el vientre, no por la madre sino por Quien traía, su Señor, ¿le digo que ordene al Niño que se esté quieto y se deje de tanto gozo prematuro? Si un viejo llamado Simeón toma al Niño de ocho días en sus brazos y canta, y ya no quiere seguir viviendo un minuto más, ¿le digo que se deje de festejos y de exageraciones? Ninguno de ellos tuvo apoyo bíblico para celebrar el Nacimiento del Cristo, todos tenían sus particulares razones y por el hecho de hallarse en la Biblia supongo que tiene la sanción divina. Si alguien me dice que es pagana y no la celebra, le digo OK, tienes el peso de la historia a tu favor, el silencio expreso de la Biblia y las pecaminosas fiestas que algunos llaman navidad; si otro me dice que celebra la encarnación del Hijo y la festeja como cristiano, sin papa ni misas, ¿se lo prohíbo? No. Tal vez por mi indulgencia me expongo a sufrir que me digan en la cara que no soy reformado, que soy un mal calvinista y que los he decepcionado. ¿Sólo por eso? Amigo Renton, no eres más papista que el Papa, tienes tu derecho a no celebrarla y tus buenos argumentos. Y yo te considero un excelente calvinista, como a otros que comen, beben y cantan villancicos en navidad.

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  3. Pastor Humberto, muy certeras sus palabras en cuanto a la navidad. Dan en la diana de nuestras mentes, para dejarnos saber que no hay celebracion mayor que gozarnos con Emanuel.

    Como tratan del tema, y responden la pregunta de nuestro amigo Renton, quisiera dejar este enlace, donde abordamos el tema desde ambas perspectivas. Es mi deseo que podamos tener luz en nuestra mente, tal como la que brillo sobre los pastores aquella madrugada cuando velaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños.

    (copiar - pegar este enlace en el brower)

    http://iglesiando.wordpress.com/2010/12/20/notas-desde-el-pesebre/#comments

    en el amor de Cristo, su amigo, hermano y consiervo,
    Felipe.

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  4. Recomiendo visitar la entrada que mi amigo Felipe nos dejó. Él no es un tipo raro como se llama, sino un ser libre, más calvinista que muchos bautistas reformados, porque su argumento para bautizar niños es el mismo que se halla en Institución de la Religión Cristiana.

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  5. Es muy cierto lo que usted dice pastor,se han cambiado lamentablemente los valores espirituales,y lo mas triste de todo esto es
    que esta tendencia es continua;ya que muchos asistentes a los templos son atraidos con mayor fuerza por predicadores que lejos de dar un mensaje cristocentrico lo que dan es un "show" lleno de anecdotas chistosos que para nada edifican.

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  6. No cabe duda que su observación, hermano Mejias, es cierta, lamentablemente verdadera. La fruslería e intrascendencia dominan el pulpito. Y la risita, excepto la lágrima.

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