No Olvides dar la Propina


Fui hace unos días a que me cortaran el pelo. Había allí un peludo de unos 60 años, diabético, con su pronunciado belly beer (un vientre grande, de cerveza supongo) que chisteaba sobre sus funerales, los cuales tiene pagado y que consistirá en quemar su cuerpo, o como decía, meterlo en “un infierno de fuego” o en “B.B.Q” (asado). El hombre afirmaba que le tiene dicho a la familia que entierren sus cenizas, que no las guarden para que si algo malo sucede en la casa no le echen la culpa al cofre que las contiene. Ja, ja, je, je, todos los barberos, barberas y público se reían de aquel improvisado actor. Logró este tipo cómico divertirlos por un buen tiempo.
Dudo que este oso chistoso sea un valentón si estuviera no en la barbería cortándose el pelo sino en el hospital y le estén cortando el colon o alguna otra tripa, pero como por el momento tiene “el infierno de fuego” un poco distante, juega con él y payasea con la muerte y sus cenizas.
La vejez, la diabetes y la muerte no tienen ningún lado divertido. Es algo que se soporta y a lo que hay que resignarse pero no es motivo de risas sino de preocupación. Puede ser que por eso mismo se divierten con ella para taparle un poco su horror y perderle el miedo. Convierten en caricatura lo que les da pánico. La desintegración, la condenación y la extinción, si se es incrédulo, son cosas que espantan y los que se llaman valientes son los que pueden con algún éxito esconder su miedo (1). Hay hombres que se divierten con motivos muy raros, como ese peludo.
Hay otros temas que han escogido estos comediantes y que la gente les paga para oírlos. Hacen reír con cuentos de borrachos, de adúlteros, de sexo, de niños mal hablados y de brutos. No es que uno tome la vida demasiado en serio ni que tenga un espíritu refinado como un querubín sino que esos pesados son unos vulgares y chabacanos. Yo sé que hay hermanos en Cristo que sintonizan en la radio o en la TV a esos bufones y se ríen, porque no piensan que hay risas que Jesús no aprueba y chistes que harían sonrojarse a los apóstoles y a la virgen María.
Pregúntale a la esposa si se ríe cuando su marido llega a la casa borracho y sin dinero en el bolsillo, o a sus hijos cuando careciendo de lo básico debido al vicio del padre, contemplan las peleas y los golpes que el ebrio le propina a la desesperada madre. Pregúntale a la esposa si le da gracia oler el perfume de otra mujer en la ropa de su esposo o comprobar que la trae manchada de carmín, mírale el rostro y dime si se ha reído o está furiosa y llora de rabia. ¿No sabes cómo se siente un niño cuando un compañero le grita que su madre se acuesta con fulano? ¿Dan risas las malas palabras que no diría nadie delante de personas decentes? ¿Qué chiste se puede hacer con lo que la Biblia llama “palabras corrompidas”? (2) Nada, que muchos hombres están locos hasta en sus diversiones y se sonríen con asuntos menos nobles que los que tuvo Sara y Abram para hacerlo (3). Y Dios los hizo reír y los vio reírse y tuvieron miedo. Y no fue por un chiste vulgar.
Y volviendo al payaso de la barbería que se reía de su incineración, que posiblemente la tendrá cerca, y ¿qué pasa, tío, si tienes alma? ¿Y si eres algo más que polvito y cuando exhales se te va el alma que es la viva imagen reconocible de tu físico y un par de ángeles puros te escoltan al Gran Juicio definitivo? (4) ¿Qué si tienes que hacer un esfuerzo para volar a Dios por el mucho peso del pecado que gravita sobre ella (5)? ¿Y qué si notas que se va con tu alma una conciencia manchada de punta a cabo? ¿Y qué si la lista de pecados no perdonados es muy larga por los muchos años que viviste cometiéndolos?(6) No te rías, señor, de lo que debiera hacerte reflexionar y agachar la cabeza y pedirle perdón a Dios, porque tal vez muy pronto te toca el turno y llega la muerte que no da risa sino horror, porque es tu enemiga, (7) y ¡saz!, te pone de patitas en el otro mundo donde sólo te aguarda “el lloro y el crujir de dientes”(8). Esa incineración que pagaste no es la única, hay otra que has comprado con tus malas sobras y abrasa al alma y el cuerpo sin consumirlo definitivamente (9). Ríete también si quieres, de este fanático y tonto autor, que Dios se reirá de ti (10). Te toca el turno, peludo, y no te olvides de tu alma ni de dar la propina.
(1) Mat 10:28
(2) Efe 4:29
(3) Ge 18:15; 21:6
(4) Ge 35:18
(5) He 12:1
(6) He 9:14
(7) 1Co 15:26
(8) Mat 8:12
(9) Mat 10:28
(10) Sal 2:4; 37:13

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Ahuyenta los pájaros y las aves de mal agüero

El altar de tierra