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martes, 20 de octubre de 2020

Rozando las vidas de otros

Luc.8:43-48

 “Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre. Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz”.

Aquella mujer tocó sólo “el borde” del manto de Jesús, como si lo rozara, como si abriera un pequeño hueco en su divina persona, un orificio donde se hallaban sus bendiciones, el depósito de su gracia. Fue un incidente nada más. Sin embargo, quiso “quedar oculta” (Luc.8:47), un instante, un segundo duró ese contacto de fe, y tuvo buen resultado. Jesús sí sabe a quién bendice porque toda bendición que recibamos, de quien sea, proviene de él. Casi nunca sabemos a quién bendecimos, tal vez pasen muchos años para conocerlo, o en el cielo, lo importante es acumular bendiciones, recibirlas diariamente por si alguien roza nuestra vida, pasa por nuestro lado y lo tocamos brevemente.

Un ejemplo vivo de esto, pasados muchísimos años alguien le escribió a mi esposa la siguiente nota, “efectivamente tengo muchos recuerdos tuyos. Mami me dice de las cosas que les hacías a ella y a papi cuando vivías con nosotros; yo no me acuerdo porque era bien pequeño. Ha pasado mucho tiempo de toda esa gama de recuerdos que aun hasta huelen a frescos. No me preguntes si me acuerdo de ti porque en realidad tu fuiste inolvidable en la vida de todos nosotros. Les envío un fuerte abrazo y un beso de tu otro hijo…”.

 

 

domingo, 11 de octubre de 2020

Líderes dulces y amorosos

                                                                                Jueces 9:5-15


“Y viniendo a la casa de su padre en Ofra, mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones, sobre una misma piedra; pero quedó Jotam el hijo menor de Jerobaal, que se escondió. Entonces se juntaron todos los de Siquem con toda la casa de Milo, y fueron y eligieron a Abimelec por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem. Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó y les dijo: Oídme, varones de Siquem, y así os oiga Dios. Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Y dijeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros. Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles? Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros. Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre nosotros. Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano”.

 Esta fábula compuesta por Jotam es muy provechosa para el creyente cristiano si la toma en dos sentidos. Primero en relación a la elección de sus líderes; cuando el pueblo sufre violencia de un grupo faccioso que se las arregla para colocar al frente de la congregación de Dios a personas que espiritualmente son las peores que se pudieran encontrar, carnales y no espirituales, ambiciosas, que no descartan ningún medio de las tinieblas para erigirse en caudillos de quienes no debieran. Abimelec engañó a Siquem y los convenció para que le dieran muerte a setenta medios hermanos suyos con el fin de quedarse él como dueño de la prestigiosa historia de Gedeón; no era el mejor líder, ni el más dotado a no ser con aquella virtud que tienen las serpientes, la astucia. Sin sombra como una zarza, para cobijar debajo de sí a mucha gente necesitada, sin belleza, lleno de espinas desgarradoras y sin frutos. En fin, inferior en todo. Este hombre ambicioso logró por unos tres años apoderarse de la dirección de Israel. Así hay hombres que logran ocupar, como Diótrefes, el primer lugar dentro de la iglesia para mal de ella, o de su nación; los que nada tienen que ofrecer a Dios o a los hombres, sino escasez, mentiras y esclavitud.

En segundo lugar, oh mis hermanos, que sean los que nos presiden, los que están en eminencia en la casa de Dios, aquellos que como el olivo honran a Dios y a los hombres, que glorifican al Señor con sus vidas, con sus trabajos y la iglesia es también colocada en un lugar muy alto. Que Dios no permita que vengan a enseñorearse de su pueblo los que son espiritualmente bajos, que no tienen ojos, ni lengua, ni mano para adorar al Señor, los que espiritualmente son incapaces. O aquellos que como la higuera ponen a disposición del pueblo santo su dulzura y buen fruto. Oh sí, danos Señor, hombres que sean dulces en su cantar como David, dulces en su palabra como Jesús. Dulces en su predicación, en sus maneras; que sintamos tu amor por las manos, los labios y la mirada de esos siervos tuyos. Llenos sí, de frutos del Espíritu Santo, amor, gozo, paz, bondad, mansedumbre, templanza; que no haya ninguna ley en contra suya. Grandes cristianos queremos que sean los que conduzcan tu pueblo, que los pastoreen en este mundo. Oh Señor, danos líderes que atraigan hacia sí a los niños, a los ancianos, a los adultos todos; que uno sienta que tú nos los has mandado.

 

 


sábado, 10 de octubre de 2020

IDILIO AMOROSO

  Cant. 2:8-17

LA ESPOSA:

            ¡Una voz! ¡Mi amado!

            He aquí, él viene,

            saltando por los montes,

            brincando por los collados.

            [9] Mi amado es semejante a una gacela o a un cervatillo.

            He aquí, se detiene detrás de nuestro muro,

            mirando por las ventanas,

            atisbando por las celosías.

 

            [10] Mi amado habló, y me dijo:

            "Levántate, amada mía, hermosa mía,

            y ven conmigo.

            [11] "Pues mira, ha pasado el invierno,

            ha cesado la lluvia y se ha ido.

            [12] "Han aparecido las flores en la tierra;

            ha llegado el tiempo de la poda,

            y se oye la voz de la tórtola en nuestra tierra.

            [13] "La higuera ha madurado sus higos,

            y las vides en flor han esparcido su fragancia.

            Levántate amada mía, hermosa mía,

            y ven conmigo."

[14] EL ESPOSO:

            Paloma mía, en las grietas de la peña,

            en lo secreto de la senda escarpada,

            déjame ver tu semblante,

            déjame oír tu voz;

            porque tu voz es dulce,

            y precioso tu semblante.

[15] EL CORO:

            Cazadnos las zorras,

            las zorras pequeñas que arruinan las viñas,

            pues nuestras viñas están en flor.

[16] LA ESPOSA:

            Mi amado es mío, y yo soy suya;

            él apacienta su rebaño entre los lirios.

            [17] Hasta que sople la brisa del día y huyan las sombras,

            vuelve, amado mío, y sé semejante a una gacela

            o a un cervatillo sobre los montes de Beter.

 

Literal

El marido la invita a disfrutar la temporada

 “Al final de una larga espera mi Amado saltando como los corzos y los cervatillos sobre los cerros ha llegado hasta mí (2:17; 3:5; 8:14); y ahora siento su voz junto a mi ventana y me busca a través de las celosías; no entra, me llama; me pide que me levante y que yo vaya a él; ya no es invierno sino primavera y yo no me había dado cuenta que podía salir a buscarlo; por eso me dice que salga, que disfrute con él el olor y la visión de las flores, los cantos de la tórtola, que deje mi agujero como la paloma escondida por la helada (vv.13,14), y le presente mi hermosura porque hay mucho que disfrutar, hacer en la viña, cazar las pequeñas zorras que echan a perder la viña, y vivir el amor de la temporada en un clima bello y sin límites”. Si tiene con qué pagar la  vacación.

 

Espiritual

No se vuelva narcisista la iglesia

Señor te ruego por el encerramiento de tu iglesia, no sólo entre sus muros como suele decirse, sino encerrada dentro de ella misma, porque en esta generación narcisista casi todo el mundo busca lo suyo propio y no lo que es de tu Hijo Cristo Jesús, cada uno vive dentro de su mundo, sus intereses, su casa, sin amor al prójimo; vivimos solos, sufrimos una gran soledad acompañados sólo por nuestros egos, y por eso Señor nos llamas a salir y a mirar cosas exóticas más allá de nosotros mismos donde sí hay vida, flor y cantos, y felicidad; no podemos ser felices porque somos tan de nosotros mismos que aún a ti te dejamos afuera, clamamos por ti pero no dejamos nuestro encierro; nos llamas a levantarnos, a salir a buscarte no dentro de nosotros sino afuera.

 

Observa que esta sufrida Esposa continuamente le pide al Esposo que venga a ella pero ni una vez él concede sus deseos, siempre la llama a salirse de ella (vv.10,13), a no imaginarse que viene sino a salir a  buscarlo, y le dice “levántate” y “ven”, en una palabra sal, “nunca entraré a tu ego, tendrás que salir a mí, yo no quiero vivir dentro de tu “yo” sino que tú vivas dentro del mío, cuando hagas eso entonces se terminarán tus pesadillas y desilusiones porque estando tú en mí es como estoy yo en ti”. Ese es el misterio de la comunión con Cristo. Continuamente oramos “ven Señor Jesús” en el lenguaje de Apocalipsis, o “vénganos tu reino” y pensamos que es un lenguaje adecuado para la comunión y no lo es, es bíblico, pero se refiere a la venida de su reino no a la formación de un espíritu con él (1 Co.6:17), que es como debemos vivir en este mundo; fuera de nosotros y con él es donde hay primavera, vida, flor, cantos y felicidad; el yo nuestro es del diablo, es un don frustrado vendido por Adán a la carne y debe ser sustituido por el Otro Yo, el de Dios. Por eso no podemos ser felices porque somos demasiados de nosotros mismos y nuestra religión es muy escatológica, siempre estamos esperando a un Cristo que ha prometido venir y vendrá, pero no ha venido porque su iglesia lo espera pero no lo busca; su iglesia tiene una idea romántica de un avivamiento, es muy imaginativa, está deseosa de recibirlo pero no sale a su alcance; es ella la que tiene que saltar como el corzo y el cervatillo y cruzar las distancias, brincar los cerros de separación y los montes de Beter, que es lo que significa la palabra, hasta dar con él; vivimos, separados por muchas cosas, unos de otros y del Señor, dentro de un agujero propio que llamamos “lo mío, yo, mi casa, mis hijos, mis sueños, mi vocación, mi trabajo y hasta mi iglesia”, hemos hecho o encontrado un hueco, porque eso es lo que buscábamos, escondernos en la peña y en escondidos parajes como la paloma (v.14), mientras que hay otras tórtolas que ya están haciendo oír su voz y anuncian la primavera, y la primavera es Jesús, como diría C.S. Lewis del león Aslam, hay creyentes que no viven así, han salido de sí mismos y están donde nosotros quisiéramos estar, donde hemos soñado toda la vida estar, elevados en “los lugares celestiales” con Cristo; y  trabajando en la viña haciendo trampas para agarrar las pequeñas zorras que se meten dentro de la viña (v.15), cerrando portillos, reparando cercas y cuidando con esmero, como Adán, el Jardín que nos ha dado Dios para labrarlo y cuidarlo, esto es, la iglesia, con una personalidad hacia fuera no hacia dentro.


 

  1 Juan Mayormente el contenido de esta carta, si es que a pesar de la repetición de asuntos, se puede considerar de esa manera y no como...