Viejos no son los que se miran canosos y arrugados


Old men in the old city of Hyderabad – Aditto's Blog JOSUE 14:6-15
“Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios”. 

Caleb vivió todos esos años pensando que aún le quedaba algo que hacer. Había una promesa para él flotando en el aire. No se sentía inservible a los ochenta y cinco años. No se había apoderado de él el sentimiento de vejez y que ya no tenía uso, que no le quedaba nada por hacer por Dios, por su nombre. No se dijo “ya acabé”, sino “todavía me falta, no hay un paso entre mí y la muerte, me quedan muchos”. Vivió con el espíritu de un joven, no para agasajar la carne como los jóvenes, con intensidad. El ex-espía. Era un hombre de fe. Sirvió a Dios con fe, positivamente, alentando al pueblo del Señor (Num.14:24). Es un gran pecado desalentar la iglesia. Pero tiene una gran promesa tener algo que hacer dentro de ella. La recompensa por lo que hizo le llegó cuarenta y cinco años más tarde. ¿No recuerdas a Mardoqueo por descubrir una conspiración que fue premiado como ocho años después? No existe a los ojos de Dios mejor motivo para concedernos el don de la salud y una vida larga que nuestra participación en la obra de Dios, en la lucha espiritual, en el crecimiento de su palabra, en la conquista y expansión del reino. El apóstol Pablo dijo que como le quedaban algunas cosas por hacer en la iglesia, no moriría, aunque era “mucho mejor” (Flp.1:23). A Josué Dios le dio una vida larga y le preservó su salud para que recibiera su galardón; su fuerza a los cuarenta era la misma que tenía ¡a los ochenta y cinco! (vv.10,11, etc.). Por supuesto que esto no es una regla para nadie porque valiosos siervos del Señor han sido llamados por él a su presencia siendo jóvenes y realizando trabajos muy prósperos. Calvino y Spurgeon murieron a los cincuenta y siete, y David Brainerd a los treinta y tres, sin embargo, es para imitar ese espíritu de Caleb que, aunque supuestamente encanecido y con arrugas, no se sentía melancólicamente viejo y terminado sino con fuerzas suficientes, como si tuviera cuarenta años menos.  Si conservaba las fuerzas de joven quiere decir que sus órganos estaban sanos, y si estaba saludable, aun con muchos años, no era todavía viejo porque viejos son los que están enfermos y han perdido su vigor, no los que como este ex espía, se miran canosos y con la piel plisada.

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