Santidad pastoral

Éxodo 28:38

“Y estará sobre la frente de Aarón, y Aarón quitará la iniquidad de las cosas sagradas que los hijos de Israel consagren en todas sus ofrendas santas; y la lámina estará siempre sobre su frente, para que sean aceptas delante del Señor”.


No hay favor más grande que me haya hecho Jesucristo en toda mi vida que haberme limpiado de mis pecados con su sangre, ni más inmerecido que lo continúe haciéndolo. Ninguna otra cosa deseo tanto como ser puro, perdonado y justificado de mis iniquidades. Es una exigencia de mi vocación y un grito de mi salvación. Como ministro sé que me puedo olvidar de toda bendición real sobre mi trabajo si no vivo santamente porque el Dios que me emplea no oirá mis oraciones, ni prosperará mis labores sin poder hacerme "participante de la naturaleza divina". Separado de él nada podré hacer.

Spurgeon dijo: “Ninguna otra cosa Dios bendice tanto como nuestra semejanza con Cristo”. Después de haber pasado casi toda mi vida predicando la palabra de Dios puedo asegurar que Spurgeon tiene razón. Creo que yo habría sido más bendecido en el ministerio si hubiera sido más santo, si hubiera imitado más al apóstol Pablo como él imitaba a Cristo, si mis muchos trabajos, desvelos y estudios hubieran sido más santificados.

Cuando cierro mis ojos y me pregunto por qué no he tenido un ministerio más exitoso, aparte de la soberanía de Dios, no ha sido porque haya trabajado y sufrido poco, sino por mi falta de santidad, que no ha sido completa, y casi concluyendo mi carrera tristemente le pido al Señor que perdone mis “antiguos pecados” (II Pedro 1:9) "en las cosas santas", las que durante toda mi vida de servicio he consagrado a él. Muy poca cosa pude hacer cuando mis oraciones tenían estorbos. Y me asombro que hubiera podido hacer algunas cosas sin que Dios me haya quitado el trabajo. El origen de nuestra frustración y mediocridad es la falta de santidad en el trabajo.

Tal vez yo no sea la única melancólica excepción. Las oraciones debieran hacernos más santos, el estudio de la Biblia, la teología, la historia del cristianismo, las preciosas biografías que hemos leído, los cánticos de alabanzas, la escritura de artículos y libros, la consejería pastoral, el altar familiar; pero todo eso apenas hará prosperar una iglesia sin santidad pastoral, ni terminar la carrera y ni siquiera con buen testimonio.

Pudiera haber soberanas bendiciones sobre un sermón con el Espíritu Santo ausente pero lo más lógico y bíblico es que lo que previene el crecimiento de la iglesia es la falta de santidad de ella y de los líderes, del pastor principalmente. Las ofrendas sagradas, quizás él no lo note, están contaminadas. No ha seguido frecuentemente el consejo de Pablo “examinaos a vosotros mismos” (II Corintios 13:5). Algo hay deficiente en su lectura bíblica, sus estudios, preparación de sermones, predicación, vida pastoral, trato con los hijos o común acuerdos maritales con su esposa cuyas ejecuciones cerrada la puerta en secreto, el Señor que está en secreto mira con desaprobación.

Los seminarios y los colegas del ministerio nos enseñan a ser grandes en la obra de Dios, y nos inspiran a serlo, pero no a ser santos. Nos califican por los conocimientos y nos gradúan con buenas notas sin poder medir, porque no pueden, cuánto en esos años de estudios hemos crecido en semejanza con Jesús; y ninguna otra cosa adquirida nos ha de traer más prestigio y progreso que eso, ni garantía para no haber corrido en vano y terminar la carrera con gozo.

La historia completa de nuestro ministerio bien conocida por el Señor pudiera no ser otra cosa que una honesta biografía de la misericordia y paciencia de Dios, y la supervivencia de un ministro que milagrosamente continuó sin caídas. La lámina “santidad a Jehová” ha continuado sobre nuestra frente más como una meta que como un logro. ¡Quién pudiera aspirar a ser recibido en gloria con estas palabras “bien buen siervo fiel, sobre lo poco has sido fiel”!

El gran día final revelará el verdadero valor de cada ministerio por la aprobación o desaprobación de Dios, que es la regla para medir el valor de un trabajo porque sólo él conoce verdaderamente las motivaciones y limpieza de nuestras ofrendas sagradas cuando persuadimos a los hombres, pero sólo a él "le es manifiesto lo que somos" (II Corintios 5:11).

Comentarios

  1. Mmm... de repente siento ganas de llorar... es esta una despedida??? No lo haga... al menos no sin pasarme su manto... jejeje... :D... :(

    Bendiciones mi bienamado hermano! :D

    ResponderEliminar
  2. UFF, esto esta tremendo , ! Que HORROR ! Cuan culpable me siento leyendo esta gran verdad , esto no es solo para PASTORES, sino para todo el que entre en la CASA DE JEHOVA . Siempre hacemos oraciones pidiendo bendiciones y misericordia : PERO , ? Cuantas veces hemos orado pidiendo al DIOS omnipotente , que limpie nuestro templo de toda la basura que nos impide acercarnos a EL ? .

    ResponderEliminar
  3. Sabemos y sentimos la presencia de lo malo dentro del TEMPLO ; pero, suenan los celulares y callamos, charlan e interrumpen en el tiempo de exposicion de la palabra , y tambien callamos , nunca se arrodillan y respetan y no los ensenamos , el TEMPLO se santifica si en verdad se respeta y se ama a DIOS , ORAD porque DIOS limpie el templo aunque nuestra familia caiga, aunque nosotros caigamos tambien.

    ResponderEliminar
  4. Hno. Huerta, no es una despedida, sigo luchando en la plantación de una nueva iglesia, sigo escribiendo. Tengo una Biblia anotada que me estoy perfeccionando, y escribo en este blog mientras haya algunos que lo lean. Mis afectos para ti.

    ResponderEliminar
  5. Nunca habia oido y leido algo siquiera parecido a esto. ! Cuanta tristeza siento al recibir tan tremenda verdad, demasiada humildad y arrepentimiento honesto veo en este escrito, una vez mas , veo la presencia de DIOS en tu alma , DIOS permita que esto nos alcance a todos con la misma pureza y misericordia que DIOS ha tenido contigo. Deseo con toda mi alma que DIOS te bendiga y prospere.

    ResponderEliminar
  6. Detras de cada PASTOR y cabeza de familia hay muchas personas que nos siguen , y estan muy atentos a nuestros procederes, la unica forma de ayudarlos es que nos vean cerca de DIOS, que DIOS habite nuestro templo y nuestra casa, no hay otra forma de vivir con decoro, la humildad es mejor que la sabiduria, y nuestro sufrimiento y tristeza rogando ser como CRISTO, purifican nuestra alma y familia.

    ResponderEliminar
  7. Hermosa publicación.Cuando Natan se acerco a el Rey David y lo confronto con su pecado,David dijo:,Peque contra Jehová.No busco excusas por su pecado.¿Quien reconoce sus faltas delante de Dios?Aquellos que tiene un corazón conforme al corazón de Dios.

    ResponderEliminar
  8. Dios te bendiga Zeidler. Estas correcto. Bendiciones.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Ahuyenta los pájaros y las aves de mal agüero

El altar de tierra