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martes, 8 de septiembre de 2020

Prefiero estar equivocado con Jesús, si fuera el caso


Jon. 1:17
“Y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches”. Cuando una mente secular lee esta historia piensa que es un mito, que no puede ser verdad, que es imposible que eso haya ocurrido en la historia de una persona, que quepa dentro del vientre de un pez, que no muera allí si es que se lo tragaron, y que lo vomite intacto. Es parecido a una serpiente o una asna que hablan, un hacha que flota, o un profeta que es levantado por un carro de fuego y llevado al cielo. Esas cosas los literatos las ponen dentro de la leyenda y del mito, pero son las realidades fantásticas de la salvación. Dios mismo, esa innegable realidad está allí, dentro de la irrealidad, en el cuento y lo que ellos llaman superstición. Ese es el mundo de la fe. El mundo del otro mundo. El bello mundo de la fantasía, la verdad y la felicidad. Sin esos llamados mitos el mundo sería más triste.
Las experiencias de Jonás tienen que ver con la muerte y resurrección de Jesucristo. Su historia es tan extraña como la de Sansón, Jefté, la ascensión del profeta Elías o los milagros operados por Eliseo. Jonás tenía las credenciales de un verdadero profeta de Israel (2 Re. 14:25) a quien Dios llamó para darle una experiencia distinta, muy superior a su común trabajo dentro de su pueblo: la predicación a una ciudad gentil después de salir del vientre del pez, como resucitado, como un día haría Jesús y sus discípulos después de salir él del vientre de la tierra.
El profeta Jonás fue bautizado en el mar, en el nombre Cristo, y resucitado también en su nombre. Todo debe entenderse como una vindicación de Jehová como único Dios y una profecía dada por el Espíritu Santo y el triunfo sobre el paganismo mediante la “señal de Jonás” o la resurrección de Jesús, la obra maestra de la salvación (Mt. 12:38-41). El mismo tuvo conciencia como si hubiera muerto al decir que se hallaba en el “Seol” (2:2) y que su vida fue preservada en “el pozo de corrupción” o “fosa” (2:6). Así fue dibujando su resurrección. Y concluye diciendo que “la salvación pertenece a Jehová” (2:9); no sólo la suya sino la de todos nosotros. Fue una experiencia de salvación.
Son historias para los escogidos de Dios no para los incrédulos, reprobados y escépticos. No son mitos porque tienen raíces históricas y poseen “pruebas indubitables” (Hch. 1:3); pero no para todo el mundo sino para los que Dios prepara para recibirlas. Jesús vivo no le tocó la puerta a Pilato, a Herodes ni a Caifás y Anás ni cenó con ellos. A los escogidos sólo les dijo “toquen aquí”. La resurrección de Jesús fue sólo para los suyos no para todo el mundo (Hch. 10:41). Las historias más bonitas que pueden leerse en la Biblia, las “cosas que ojo no ha visto ni oído escuchado, que no han subido a corazón de hombre son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Co. 2:9); para que “no se considere increíble entre nosotros que Dios resucita a los muertos” (Hch. 26:8). Y aquel hombre chiquito, manchado todo el rostro y las manos por los jugos gástricos del pez, señales inequívocas de que había estado en su vientre, y sin mencionar su historia a nadie para que la creyera, miles de ninivitas enseguida supieron que era verdad y creyeron su mensaje y se arrepintieron. Pues si ellos creyeron a Jonás y a su historia, los que de primera mano la constataron, si Jesús la creyó, los apóstoles la creyeron, prefiero estar equivocado con Jesús, si fuera el caso, que ponerme al lado de los que no saben ni pueden leer la Biblia.

sábado, 5 de septiembre de 2020

No sea abogado del diablo, ellos no quieren ser elegidos

         Amós 3:2
 “A vosotros sólo os he escogido”.
Esto es una reflexión para los que se sienten incómodos con la doctrina de la elección. Implícitamente el Señor ha dicho: A ustedes los he elegido y a las demás naciones las he ignorado. Así como suena. La doctrina de la elección en el NT, especialmente desarrollada por Pablo, sistematizada por Agustín y popularizada por Calvino, tiene sus raíces en el AT y la historia de la revelación de la salvación con el pueblo de Israel. Mientras se hacía la historia del mundo Jehová trataba con Israel y a las otras naciones las dejaba andar en sus propios caminos (Hechos 14:16; 17:30). ¿Le parece eso injusto y falta de amor?

Sin embargo, Israel en comparación con muchas naciones ha sido geográfica y numéricamente un pueblo pequeño. ¿No hubiera sido mejor, dice usted, haber escogido un pueblo que tuviera más gente como India o China? ¿Por qué escoger tan pocos y dejar abandonados por siglos y milenios en sus tinieblas y pecados a la inmensa mayoría? Dios por razones justas así ha obrado y yo estoy conforme con su decisión. No defienda a los que no creen porque no solamente aquellos pueblos no se merecían nada, sino que no preferían a Jehová sino a sus ídolos y pecados. Es evidente que Dios no estaba apurado por salvar el mundo y obraba sin prisa hasta “el cumplimiento del tiempo que envió a su Hijo” (Ga. 4:4). No le concedió el privilegio de la salvación a todos y por eso se ve en la evangelización que “no es de todos, la fe” (2 Tes. 3:2). La doctrina de la elección particular no se revela de modo filosófico sino como un acto de Dios, y con gusto podemos decir ‘sí Padre porque así te agradó” (Luc. 10:21). Y sin controversia, “la salvación viene por medio de los judíos” (Jn. 4:22); es semita y por extensión hebrea e israelita, de los profetas y Jesucristo.

Y si a alguno no le parece bien que elija quién se ha de salvar, judío o gentil, porque no lo entiende, no está de acuerdo y cree es injusticia, tiene que enfrentarse al apóstol Pablo quien le responde que no tiene derecho a protestar porque Dios es dueño de sus actos y hace con lo suyo, esto es, con su gracia, misericordia y placer, lo que quiere, porque tiene para eso “capacidad, privilegio, potestad y libertad” (Ro. 9:21).  Si usted para oponerse me citara que también la Biblia dice: “Dios no quiere que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento” o “de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda sino tenga vida eterna”, me daría cuenta que usted necesita un poco de ayuda en lo que se llama hermenéutica o exégesis bíblica.
 Para mí lo que sería raro es que Dios salvara sin arrepentimiento, con la gracia común, sin forzarlos a entrar, sin la violencia de la misericordia electiva, y que usted defendiera a quienes no desean creer siendo abogado del diablo porque sus clientes no aman la verdad y la contradicen todo lo que pueden, no desean ir al cielo, no quieren la compañía de muchos millares de ángeles ni de los espíritus de los justos hechos perfectos, aman la gloria de este mundo y no la de Dios y no sólo hacen cosas dignas del infierno sino que las consienten en los que las hacen, y las disfrutan (Ro. 1:32).

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martes, 1 de septiembre de 2020

Cómo deben ser las cosas según el Creador del globo terráqueo




     "No los amaré más; todos sus príncipes son desleales".
                                                             Oseas 9:15
¿Cómo es que Dios habla así? ¿No dice que “con amor eterno te he amado y por lo tanto te prolongué mi misericordia”? ¿No dice que Dios es amor? Sí a todo eso, pero el pueblo identificaba el amor divino con su protección y ésta ya no la tendría. Dios les revelaba los sentimientos que la mala conducta de ellos le producía. ¿No crees que la Deidad sea personal? Este Dios no es el del panteísmo ni de los estoicos; él vibra de emoción igual que nosotros, y la inmoralidad de sus criaturas, aquellas que llevan su semejanza, le dan náuseas. No pienses que es pasivo hasta la amoralidad. La fornicación, la idolatría, la homosexualidad, la embriaguez y cualquier otro pecado, los detesta porque son contrarias a las leyes que lo conforman a sí mismo, “contra naturaleza”, es como decir a las leyes con las cuales está constituido Dios, o más exactamente a las leyes con las cuales está constituido su carácter. La naturaleza esencial de Dios, sus leyes naturales muestran su teología y su moral. Los decretos de Dios no son dispuestos a caprichos arbitrarios sino cómo deben ser las cosas según el Creador del orbe, de este mundo loco. ¿Qué le parece?

No cambies salud por dinero


Isa. 38:9-15
“Escritura de Ezequías rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad: Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma”.


Dos cosas que con su enfermedad aprendió el rey de Israel, sosiego y no olvidar su experiencia. Hay diversas traducciones que recogen el significado del modo de vida de Ezequías después de su enfermedad. Unos traducen no humildemente como si antes fuera ostentoso y arrogante, sino que vivió suavemente o tranquilamente, indicando que cambió el paso, dejó la precipitación, el corre- corre; decidió deponer responsabilidades y en vez de vivir siempre ocupado, vivió tranquilo, no queriendo ir de un extremo de la vida a otro siendo exitoso y productivo sino simplemente viviendo, reposado en Dios y disfrutando sus días. Comenzó a mirar el mundo y lo más amplio que pudo: el sol, las flores, los colores, los ojos de los pájaros y sus plumas, sus cánticos y aspirar el perfume de la bella naturaleza. Cosas en las cuales antes no reparaba. Ezequías se despojó de afanes y vivió en reposo contando su tiempo como días de gracia, dados por Dios, con gratitud y alabanza, como si fueran los últimos, y los eran. 

Aprende la lección del sosiego, alma mía, de todas maneras, has de llegar hasta donde has de llegar. Cada día que tienes es precioso, cada noche es tuya, te la da Dios. “Bástale a cada día su afán” es un saludable y sabio consejo. Si no haces eso te enfermarás con ansiedad y cuando tu cuerpo se debilite por la edad tendrás la señal en tus temblorosas manos y en tus noches de insomnio. Haz el trabajo que puedas no más del que puedas. Rompe ese viejo patrón de consunción de salud. Haz menos de lo que puedes hacer. Corta, si puedes, tus horas de trabajo, si puedes vivir con menos dinero. No cambies salud por dinero. Trabaja sosegadamente, en completa paz como pidió el profeta (Isa. 26:3). Cambia tu paso por la vida. No esperes sobrevivir a un cáncer o al infarto del miocardio para hacerlo.

  1 Juan Mayormente el contenido de esta carta, si es que a pesar de la repetición de asuntos, se puede considerar de esa manera y no como...