Una guerra suicida para rescatar a un rehén
Génesis 14:1- 24
“Al oír Abram que su pariente
había sido llevado cautivo, movilizó a sus hombres adiestrados nacidos en su
casa, trescientos dieciocho, y salió en su persecución hasta Dan”.
¡Imposible!, que se pueda
obtener la victoria tan grande con gente tan inadecuada (aunque adiestrada),
aunque a los siervos de Abram se les añada los posibles guerreros que vinieran
con sus aliados Aner, Escol y Manre, era imposible que pudieran hacer lo que
hicieron, fue una locura, un acto de fe principalmente de Abram y que pudiera
convencer a esos generales, amigos y aliados, a emprender una guerra suicida
para rescatar a un rehén. Si no interviene Dios esta victoria hubiera sido
imposible. Una familia contra un ejército, militarmente imposible. ¡Abram! Un peregrino
nómada no un general.
¡Qué amor tan grande tenía por su sobrino con quien había
tenido algún “roce”; por él lo arriesgó todo! Fue una locura de amor, una
aventura de fe. Supongo que consultó a Jehová y siguió los impulsos del amor al
prójimo y el deber familiar.
Oh Señor, que no confiemos en
número y en preparación sino en ti. Un pequeño grupo santo y consagrado es
equivalente a una multitud, obtiene los mismos resultados, una familia que con
la bendición de Dios gane victorias mundiales. No necesariamente una iglesia
tiene que tener miles de miembros para realizar grandes hazañas, una menor
llena de fe, coraje y Espíritu también puede lograrlo. Con lo que uno aprende domésticamente sin un entrenador
“profesional”, como David con las ovejas y los leones, puede echar abajo y de
bruces al peor Goliat del mundo.
¿Qué vamos a esperar? ¿A ser
miles para perseguir lo malo, lo torcido, lo que nos ha robado algún miembro de
la familia? Podemos, unos pocos, unirnos, caerles encima y ponerlos en fuga y dejar
libre a quien amamos y habían conquistado ya que a no ser que le echemos una
mano no tiene modo de volver con nosotros. Unas cuantas iglesias o familias así
consagradas con fe y un poco de adiestramiento, darían grandes sorpresas al
hostil mundo que se lo llevó.
Entrenamientos y más
adiestramientos de ociosos y bien pagados griegos y hebreos, que conocen raíces
y declinaciones doctores en la materia, que no matan una mosca del diablo, no
aprovechan para nada en la iglesia porque ellos no tienen experiencia en el
combate, que tienen más nombre que pericia, o ganaron una pequeña y remota
escaramuza hace mucho tiempo y desde entonces otros más ociosos todavía, lo
eligieron para que fuese por el valle reuniendo pastores nómadas y
entrenándolos teóricamente en el arte de cortar cuellos erguidos que se
levantan contra el conocimiento de Cristo, sacar ojos que hacen caer, y
restaurar manos secas, inertes hace mucho tiempo, para que retornen a la
generosidad y estrechen a otras en señal de compañerismo y de aprobación. El
asunto es que eso lo han aprendido en libros y saben bien cómo se maneja la
espada, que nunca han sacado de la vaina. ¿Entiendes lo que lees? ¿O te lo
vuelvo a decir con nombres y apellidos?
Comentarios
Publicar un comentario