Una pequeña elevación mental
Nehemías 2:4
"Me dijo el rey: ¿Qué
cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos".
Nehemías sabía que necesitaba mucho de la bendición de Dios para que su gestión fuera prosperada. ¿Quién era él para que el rey le concediera lo que deseaba? No confiaba en su posición como copero, en las relaciones de la corte, en sus amigos que intercedieran por él, ni en las simpatías personales que pudiera el rey sentir por él, ni siquiera en la nobleza de su petición. Encomendemos al Dios del cielo nuestro trabajo aquí en la tierra.
Nehemías sabía que necesitaba mucho de la bendición de Dios para que su gestión fuera prosperada. ¿Quién era él para que el rey le concediera lo que deseaba? No confiaba en su posición como copero, en las relaciones de la corte, en sus amigos que intercedieran por él, ni en las simpatías personales que pudiera el rey sentir por él, ni siquiera en la nobleza de su petición. Encomendemos al Dios del cielo nuestro trabajo aquí en la tierra.
Pidió muchas cosas y ni una
sola le fue negada (vv. 4-8) porque con Dios todas las cosas se hacen mejor,
son más fáciles y se obtienen en abundancia. Nota la brevedad de la
oración, fue una pequeña invocación mental (de estas podemos elevar muchísimas
a diario), un deseo, y rápidamente ascendió al cielo en alas de la fe y antes
que articulara una palabra ya Dios había dispuesto el corazón del rey. La
oración fue delante de su petición y todo resultó bien. Oh que la oración lo
preceda todo, que Jesús vaya delante de nosotros en cada cosa, que se mezcle con
nuestro trabajo cuando vamos caminando hacia algún deber. Amén.
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