Vino añejo para año nuevo
Lucas 5: 39
"Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el
nuevo; porque dice: El añejo es mejor” (Luc.5:39).
Esta expresión del Señor ya se sale de su
explicación anterior, nada tiene que ver con la respuesta a la pregunta sobre
el por qué sus discípulos no ayunaban. El vino nuevo tiene que depositarse,
forzosamente en odres nuevos para que al
fermentarse no rompa el depósito y se pierda. Pero ¿qué pasa con el vino viejo?
Lo mismo se puede quedar en su viejo odre que depositarse en uno nuevo. Es el
mejor.
Yo veo, mis hermanos, si me permiten separarme de la
exposición, una metáfora encantadora para darle título a un libro y hacer su
presentación. Es para mí una alegoría hermosa donde el odre viejo es mi
Biblia y el vino añejo sus verdades. ¿Les gusta? Quiero pues, que
dejando a un lado la prohibición humana de beber vino, hagan una excepción y vengan
a embriagarse conmigo, en éste en el cual “no hay disolución” y que alegra
tanto el corazón. Tomen mi copa, este primer día del año, la de la bendición y
apuren su contenido a mi lado, gozándonos deliciosamente con su Espíritu y
sabor.
¡Oh qué sabroso es el vino añejo de las Escrituras!
¡Qué superior es él a las novedades que presentan los hombres en sus botellitas
contemporáneas! Hagamos una fiesta espiritual e invitemos al padre y a la
madre, que vengan los hermanos y juntos saboreemos las delicias que nos
entregan los frutos del Valle de Escol.
Cantemos de pura dicha, cuando la mistura del
evangelio haya penetrado nuestras mentes y nuestras lenguas se suelten en
alabanzas. Meditemos en compañía de todos en aquellas antiguas verdades,
escritas hace ya muchos siglos, exprimamos en oración, bajo el apresto del
evangelio de paz, hasta que se llene nuestro lagar y tengamos para cada comida,
para cada cumpleaños, para consumir la familia y para vender sin dinero y sin
precio a nuestros vecinos, parientes y amigos. Estoy seguro que de todo el
licor que se expone en el mercado religioso actual, el vino añejo hecho por Jesucristo, contenido en los odres del puritanismo,
del calvinismo, que no es de Calvino sino de Jesús, es el mejor. Lo que sea
nuevo en el cristianismo, es herejía. Lo añejo es lo mejor.
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