Proselitistas y viudas ricas
Mateo
23:13-15
13 Mas
¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de
los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a
los que están entrando.14 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis
largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.15 ¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra
para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del
infierno que vosotros.
De inmediato del Señor comienza a dirigirse severamente a los escribas y
fariseos y según los condena explica por qué los condena. Son tres ¡ay! Y
después de cada uno viene un porqué. Jesús llama hipócritas aquí a los hombres
que dicen ser cristianos y no lo son, más que por una cuestión de carácter por
una situación espiritual. Estorban la
entrada a la salvación a los que lo están haciendo (v. 13). Este era un pecado
muy grande de los escribas y fariseos que no sólo ellos no creían sino que
hacían lo posible que a otros que veían inquietos por sus vidas espirituales y
atendiendo a los sermones de Jesús trataban de impedir que se convirtieran en
cristianos.
Este
es un pecado muy grande, no sólo rehusar la oferta de la salvación sino tratar
de que los que son despertados por el Espíritu no la reciban. Ellos eran los
que tenían las llaves del conocimiento y cerraban la puerta a los que daban señales
de coincidir con las enseñanzas del Señor. Eran principalmente las
interpretaciones de ellos, sus comentarios sobre la ley, sus tradiciones de
ancianos y además de eso el odio y la envidia que arrojaban contra del Señor.
¿Cómo
es que alguien puede ser calificado que está entrando a la salvación? Si
alguien siente deseos de oír la palabra de Dios, está entrando porque por ese
medio puede llegar a ser salvo; que una persona le guste los sermones de Jesús,
está entrando pero si viene alguno y le desanima y es como si le cerrara la
puerta del corazón para que no se salve, si alguien está oyendo las doctrinas
correctas de cómo ser salvo y viene otro y le difama a Jesús diciéndole que no
tiene autoridad para perdonar pecados porque eso es una prerrogativa de Dios,
que no es hijo de Dios sino un simple hombre, que es un ambicioso, que pretende
quitar a Pilato para hacerse él rey, que engaña al pueblo para aprovecharse de
él, que no está ungido por el Espíritu Santo sino por Beelzebub, que no resucitó
en carne sino en espíritu, que el sábado y las ceremonias siguen en pie para
ser guardadas en vez de sujetarse a su gracia, el que difama así a Jesús a los
oídos de los que deseaban ser sus discípulos, es como si les hubiese cerrado la
puerta de la salvación.
Pienso que cuando una persona está entrando al reino de los cielos corre mucho
peligro espiritual. Mientras los escribas y fariseos no vieron al pueblo
llenando las casas y las praderas para ir a oír al Señor no hicieron nada y los
dejaban perderse en la ignorancia espiritual pero desde que salían a sus
puertas y veían a los grupos salir para donde estaba Jesús, el celo y la
envidia los consumía y trataban de impedirlo.
En
el v. 14 nos muestra como aquellos hipócritas hacían mercadería de la religión.
Ya cuando comentamos la purificación del templo vimos este problema, usar la
religión como un negocio. Tanto nuestro Señor como los apóstoles condenaron
esta práctica. El Señor dijo que aquellos malos hombres iban a casa de las
viudas a vender sus trabajos religiosos, Pablo dice en 1 Ti. 6: 5 que hay
hombres que toman la piedad como fuente de ganancias, y entre los requisitos
para los pastores dice "no codicioso de ganancias deshonestas" (1 Ti.
3: 3). Pero hay dos cosas que hacen terrible esta costumbre de los escribas y
fariseos, la primera, lo que ellos vendían, "las oraciones". Tocaban
las puertas de aquellas damas con el pretexto de hacer una visita pastoral de
consolación como hacen los fieles siervos de Dios, pero la razón para ir allí
no era pastoral en estos hombres sin vocación, iban pensando salir con algo, que
en retribución le hicieran algún presente o alguna concesión de la herencia
recibida.
Uno
entiende que haya que pagar los cursos de educación teológica pero ¿qué cuesta
una oración? ¿No dijo el Señor "de gracia recibisteis dad de gracia"?
(10: 8). ¿Cómo puede alguien invocar a Dios, ponerse de rodillas, interceder
por otra persona y hacer todo eso para que le rcompensen? ¡Cuidado los que se
están salvando! Huye, que huyan las ovejas de sus templos y de pastores que
venden la religión, donde las actividades religiosas son sólo pretextos para
recoger fondos y devorar los bolsillos de los creyentes.
El segundo lugar, a quiénes vendían la religión: a las viudas. Todavía hasta donde sé, no se había inventado esa infame práctica de las misas de difuntos ni oraciones por los muertos. Ese modo de lucro religioso creo que es un poco más para acá y conocemos bien cómo le gusta el dinero a la denominación religiosa que lo practica. Estos aprovechaban que el marido se había muerto, porque de estar allí no hubiera permitido a esos bandidos vestidos con flecos y filacterias saquear sus ahorros. No eran las viudas pobres las que ellos visitaban como manda Santiago a los que tienen una religión pura y sin mácula, sino a las ricas, cuyos dineros ellos perseguían. Esa forma de religión mercantil es farisaica y no cristiana.
Otra marca religiosa de una religión falsa (v. 15): suele ser el proselitismo. El cristianismo es una religión misionera, el cristianismo fundado por Jesús y los apóstoles es misionero. Las últimas palabras de Jesús fueron "id por todo el mundo... haced discípulos". La iglesia que no se esfuerza por alcanzar al mundo que tiene en su derredor no está demostrando que posee el cristianismo completo. Cristo envió el Espíritu Santo precisamente con ese propósito, darle el poder necesario para que fuera misionera. La palabra prosélito significa un convertido, alguien que llega nuevo al cristianismo. En ese sentido el cristianismo genuino es proselitista porque trata de alcanzar a nuevos miembros. Sin embargo eso mismo hacían aquellos hombres falsos, hacían prosélitos para el judaísmo aunque esto no era una señal que estuvieran haciendo la voluntad de Dios, al contrario, los perdían para siempre en la condenación.
Los engañaban en la praxis de la fe religiosa, los atraían a sus ritos, ceremonias, los circuncidaban, les enseñaban las tradiciones de los hombres y peor aún les inculcaban el veneno de que la religión era algo de forma y no de fondo, que Dios se complacía con lo de afuera, y que pudieran ser como quisieran si cumplían con la forma religiosa. ¿Qué esperanza hay para los que se convierten a una religión de ritos, ceremonias, días especiales, bautismos, donde la importancia es la conexión religiosa con el grupo y no la vida espiritual, y además de eso no se le pide en lo más mínimo que viva la fe en las doctrinas que ha recibido? No hay esperanza.
Hacer un discípulo, salvar un alma es lo más difícil del mundo, no se gana a nadie en un abrir y cerrar de ojos. Cuando eso ocurría en la historia apostólica eran casos excepcionales, lo común del apóstol Pablo en particular era "sufrir dolores de parto" para poder formar a Cristo y la Iglesia. A los colosenses particularmente les dice que sostiene una gran lucha de oración por la salvación y firmeza doctrinal de ellos. Quitarle la justicia propia a una persona, reforzada a veces con la profesión de una religión, es una tarea espiritualmente hercúlea. Y si a eso se le añade todo lo que hay que hacer para quitarle el gusto por el pecado a una persona, ni soñar que para esas cosas seamos suficientes. No hay crecimiento natural de la Iglesia, siempre es sobrenatural.
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