En lugar de Dios
Éxodo 4:14
“Entonces se
encendió la ira del Señor contra Moisés, y dijo: ¿No está allí tu hermano
Aarón, el levita? Yo sé que él habla bien”.
¿Cómo notó su disgusto si no lo castigó? Quizás por el
tono de su voz. Dios le da la solución pero enojado, y supongo porque eran
muchas las excusas de Moisés y porque para su trabajo no necesitaba un segundo
que le disminuiría su gloria y sería un parcial sustituto de su dependencia
divina. Si Dios cree que podemos hacer un trabajo solos no le pidamos
colaboradores. ¿Y si el colaborador se convierte en un obstáculo y su compañía
se vuelve incómoda? ¿Y si no está conforme con el segundo puesto y apetece el
primero y el diablo le fomenta la envidia? Si nos hiciera falta algún
colaborador porque la obra lo requiere, Dios será el primero que lo envíe, pero
si incluso nos quita los que teníamos ¿para qué pedirle alguno más?
Viendo
Dios que su colaborador podría a la larga perjudicarlo más que beneficiarlo le
envió a su hermano biológico, no un
buen hermano “en la fe”. Aarón nunca le sirvió de intérprete a no ser delante
del pueblo pero no era imprescindible Sí, estuvo junto a Moisés frente a Faraón
como los ancianos representando al pueblo (3:18), sin que ellos necesariamente
dijeran algo. Hablaba bien, Jehová le dijo, pero no era determinante su ayuda.
Siendo su hermano querido seguro que el líder se sentiría bien teniéndolo a su
lado.
Era más
bien una ayuda emocional que pedía
aquel pastor solitario, una ayuda más sicológica que pastoral. Moisés no
necesitaba vencer su soledad porque por 40 años se acostumbró a estar solo y si
era por timidez o consciente de su insignificancia; y aun siendo así Dios
piensa que si no necesitamos esa clase de compañía, no le cae bien que andemos
detrás de él pidiéndole una. La obra de Dios es de un solo hombre, dijo
Spurgeon, y aunque tenía a su hermano como co-pastor, la obra era suya y de
Dios.
Tanto con
Aarón como con María la hermana, andando el tiempo Moisés tuvo problemas (Num.
12:5-10; Ex. 32:21); y los problemas que le causaron no trascendieron más ni se
volvieron peores porque Dios intervino a favor de él y se encargó de ellos dos,
y además porque eran familiares. Dios tenía un lugar para cada uno de esos dos
colaboradores de Moisés pero un poco más alejados de Moisés que lo que éste
quería. Que sea Dios quien coloque nuestros ayudantes, pastores o diáconos, que
forme nuestro equipo, a la distancia que él quiera y que ellos reconozcan que
son nuestros voceros y que estamos nosotros y no ellos “en
lugar de Dios” (v.16).
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