La renuncia estuvo cerca


Exodo 5:20-23
“Y les dijeron: Mire el Señor sobre vosotros y os juzgue, pues nos habéis hecho odiosos ante los ojos de Faraón y ante los ojos de sus siervos, poniéndoles una espada en la mano para que nos maten”.

Literalmente dijo que habían hecho que olieran mal delante de faraón. Moisés aceptó la queja, sabía que era verdad; se había complicado la situación del pueblo y en este momento estaban peores; hizo lo que hace un buen siervo de Dios: orar.

Extendió sus brazos a Dios y le dijo: "Señor ellos tienen razón, no te pido que cambies tus planes sino que hagas algo. Mis primeras gestiones no han sido bendecidas por ti. Sé que me estoy precipitando, pero cumple tu palabra. Hemos hecho lo que dijiste y aún no tenemos éxito". Qué tristeza hay en estas dos palabras “tú tampoco”. Cuando uno espera que Dios cumpla su palabra y no lo hace y tiene que seguir esperando.

Estas palabras tienen el eco de un casi frustrado pastor del Nuevo Testamento, cuando no hace mucho que llegó a su iglesia y esperando que sus reformas y predicaciones comenzaran a ser una bendición, eso no ha ocurrido sino que inconformes protestan y algunos se marchan y un espíritu de crítica y de decepción invade la congregación, entonces el siervo del Señor ora porque otra cosa no puede hacer, además de llorar, y le pregunta al Señor si no se ha equivocado y ha confundido su llamamiento, y si éste es auténtico, qué es eso de permitir que pasen tales cosas y como que se ha ido después de traerlo y lo ha dejado sólo, orando con franqueza "tú no has hecho nada", y la posibilidad de una renuncia está cerca. Una crisis espiritual que Moisés superó, y como él muchos de nosotros.

Comentarios

  1. Viviana Véjar4 de mayo de 2012, 11:10

    Pastor, sin duda que algunas veces pareciera que estamos solos en este mundo, sabemos que estamos del lado correcto, pero el mundo no nos quiere entre los suyos, ni aún en las mismas iglesias reformadas encontramos la comunión que quisiéramos con todos los hermanos.

    He llegado a pensar que esto ha sido, es y será así hasta que - cual "patito feo" - nos reencontremos en la Gloria con nuestra verdadera familia.

    Saludos cariñosos!

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  2. HUMBERTO PEREZ4 de mayo de 2012, 20:24

    Hola Viviana, me alegro saber de ti, es cierto, los verdaderos amigos se pueden contar con los dedos de una mano, y sobran dedos. A todos les pasa igual, a unos se les dejan pasar, ver y comentar en el atrio, usando la figura del tabernáculo, lo que no importa que sepan, a otros con un poco más de confianza se les permite llegar hasta el lugar santo y se les dicen cosas personales, pero muy pocos son los que entran al lugar santísimo de una relación de amistad santa.

    Tú eres universitaria, tus mejores amigos pudieran ser los libros, los que te gusten, y tus autores favoritos, y a eso añade los predicadores que te gusta oír, y por encima de todos, el mejor amigo de uno es Dios en Tres personas.

    Por lo menos se tienen Tres grandes amigos, y si cuentas la Biblia, ya son cuatro, y si Dios te bendice con tus hijos, ya son un montón de cariñosos amiguitos y amiguitas, para mirarles a los ojos y disfrutar sus dulces miradas, y la visión del paraíso en el fondo de ellos. No importa que las otras relaciones, familiares y vecinas, aunque sean reformadas, estén cojas, desabridas y tengan gusto a clara de huevo (Job 6: 6), ¿para qué hacen falta? Con tres o cuatro besitos mocosos, y un te quiero mami, no te hace falta ni siquiera todo el oro de la tierra de Havila, que era bueno.

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  3. Viviana Véjar6 de mayo de 2012, 21:33

    Que emotivo su comentario, y cuánta razón tiene. Cuando llego a la casa y veo a mis hijos, es un alivio mirarlos y verles aún la inocencia que poco a poco se va perdiendo.

    Sé que lo que me dice es correcto. Es verdad. Pero igual me imagino estando en la Gloria, viendo al Señor y estando en plena comunión con todos los santos.
    Debe ser el paraíso!

    Saludos desde Chile!

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  4. HUMBERTO PEREZ7 de mayo de 2012, 6:25

    Hola Viviana, gracias por tus saludos desde Sur América. Te regocijas sobremanera en el pensamiento de la gran comunión celestial. Si, debe ser extraordinariamente hermoso. Allí nos conoceremos, pero no puedo imaginar mucho. En el amor del Señor.Gracias por leer mis comentarios.

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