Jehová y la ruta de las vacas


 1 Samuel 6: 9
Y observaréis; si sube por el camino de su tierra a Bet-semes, él nos ha hecho este mal tan grande; y si no, sabremos que no es su mano la que nos ha herido, sino que esto ocurrió por accidente. 12 Y las vacas se encaminaron por el camino de Bet-semes, y seguían camino recto, andando y bramando, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda; y los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta el límite de Bet-semes”.


Estos paganos están hablando sobre los tumores que les habían salido y de la plaga de ratones que se estaban comiendo las cosechas, y barajaban el asunto dentro de la coincidencia, accidente, casualidad o por mala suerte. Entonces decidieron que para estar seguros hay que despejar las dudas y comenzaron con darse  explicaciones naturales, o de otros factores (errores).

Estos filisteos no eran tontos y quisieron saber si les habían salido aquellos tumores por casualidad o había algo sobrenatural en medio. ¿No cree que estuvo bien que primero no trataran de encontrar explicaciones que fueran teológicas, ni Dios ni el diablo, sino las consecuencias de negligencia, imprudencia, mal aseo o contagios? Pensaron que tal vez si se limpiaban la piel con agua, jabón y legía se aguantaría el asunto de los tumores. Y además de ello lo de los ratones podría resolverse con trampas y veneno, y ellos sabían cómo hacerlo.

Estos antiguos filisteos dan lección a los hombres modernos que se han hecho fanáticos religiosos y más paganos que ellos cuando le salen tumores o las cosas les van mal. Lo primero que tienen que hacer es utilizar el sentido común antes de irse derecho a los libros sagrados porque nada sabían ellos de eso de “voluntad permisiva”, y ver qué explicación podría tener el asunto sin recurrir a la opinión de teólogos, brujos, adivinos y de esos pesados astrólogos. Una cosa que hizo Jehová por Israel fue ayudarlo a usar el sentido común, y jamás les prohibió que mientras usaran la fe pararan de pensar. Los filisteos primero pensaron que los tumores y las epidemias podrían ser cosa de la suerte, de coincidencias o de accidente.

Esto de recurrir a lo sobrenatural es más fácil y no hay que usar toda la sustancia cerebral; entre tanto romperse la cabeza y estudiar un asunto sin los consejos del brujo de la tribu es más difícil. Es cierto que la ciencia primero fue magia pero fue magia por el alejamiento de Dios. Adán, Eva y sus hijos no eran trogloditas ni cavernícolas. En la Biblia leemos que los primeros hombres no eran supersticiosos. Las tinieblas aparecen con más o menos grosor según la distancia que tuvieran de los escogidos de Dios.

Los filisteos pusieron la explicación teológica a un lado y la casualidad en el otro, queriendo decir causas naturales o al menos desconocidas que no tienen que ver con el Dios de Israel. ¿Estuvo mal eso? No, estuvo bien. Pero como no tenían médicos, laboratorios, rayos X, escáner, lo único que se les ocurrió fue usar unas vacas y que si Jehová estaba metido en el asunto lo dijera. De haber vivido hoy a todos los enfermos los llevarían al médico y después telefonearían al pastor para que orara por ellos, les diera consuelo y pidiera misericordia.

Si Timoteo tiene úlcera y el Dr. Lucas no puede curarlo, que tome vino, si los bautistas no se lo prohíben. Si Trófimo se enferma y se ha orado por él y no se sana, ni tampoco hay medicinas, hay que dejarlo en Troas y esperar que su organismo reaccione. Y si el colirio de Tesalónica no ayuda para nada a la oftalmia purulenta de Pablo, tiene que quedarse un tiempo con los gálatas hasta que esté mejor y usar un amanuense como Tercio para escribir sus cartas.

Lávese las manos cuando regrese a casa antes de acariciar a los niños, tápese la boca si tose y la nariz si estornuda, haga ejercicios, corra o camine, y tome medicina si tiene alto el índice del colesterol y no coma más de una vez al mes carne roja, ingiera vegetales, y ore a Dios por los alimentos que son sanos porque él no bendice los que sabe que a usted le gustan y le hacen daño. Y si con todo se enferma, saque una cita con el médico y ore antes de verlo.

Los filisteos comprobaron con lo de las vacas, que Jehová tenía que ver en el asunto y la suerte y lo del accidente quedaron descartados. Démosle soluciones naturales a las cosas y no dejemos de orar por ellas porque al fin y al cabo Jehová sí tenía que ver con los tumores, los ratones y la ruta de las vacas.   

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