Si un andrajoso quiere entrar, búscale un asiento
Santiago 2:1-4 “Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís; siéntate aquí bajo mi estrado, ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos y venís a ser jueces con malos pensamientos”. Está bastante ajustado al contenido del texto el título que sobre nuestras Biblias han puesto, “Amonestación contra la parcialidad” o diríamos, contra la injusticia en la iglesia y la discriminación. La realidad es que uno se asombra que en aquellas congregaciones primarias existiesen estas cosas ya que a ellas las tenemos como superiores, y mejores atendidas. Es muy difícil culpar justamente a alguien en particular cuando una congregación no marcha como debiera. Como no quisiera comenzar exponiendo lo negativo me esforzaré por ex...