La actitud de un buen padre con sus hijos ya mayores


Job 1:4-7
“Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días”.

He escogido Job para hablarles a los padres y a las madres también. La diferencia de ustedes y de Job es que sus hijos eran ya mayores, y ustedes los están criando ahora. Lo cual quiere decir y es obvio que los hijos hay que criarlos pensando como ellos serán cuando llegue a ser adultos y ya no pueda uno interferir en la conducta. Es esta una buena pregunta para cada padre que tiene hijos pequeños ¿cómo quisiera yo que fueran ellos?

(a) ¿qué sea independientes o que sigan si cortar el cordón umbilical contigo? Job cortó el cordón umbilical con ellos para que hicieran sus propias vidas y vivieran como él les había enseñado. Sus hijos vivían independientes, lo cual es bueno, con la propia familia de ellos. Un ejemplo supremo es el del niño Jesús quien desde pequeño, se le había enseñado o lo sabía por su calidad mesiánica, que en los negocios de su Padre le convenía estar (Luc.2:43-52); indicando que no existía un cordón umbilical sino que podría bien jugar y estar con los hijos de los amigos donde sus padres pensaban que se encontraba. No creció atado a la falda de María. Ya adulto disfrutaba de esa independencia mental y cuando su querida madre le hizo cierta sugerencia él con palabras muy independientes le respondió que no interrumpiera su vocación (Jn.3:2-5). Y cuando estaba crucificado mostraba preocupación por la situación económica de su madre (Jn. 19:25-27). Cortar el cordón umbilical no significa independizarse y olvidarse de los padres viejos, ingresarlos en algún lugar de ancianos, sino hallar cuidado para ellos dentro de la familia con la cual siempre han vivido y a la cual han servido. Volviendo abajo como padre.

(b) los hijos de Job no rechazaban a los ministros y les habrían las puertas de sus casas, (y hay que ser justo que ellos lo recibían, lo oían, lo necesitaban para hablar con él y quizás pedirle oraciones) para que los santificara (porque lo que más deseaba Job era que sus hijos fueran santos). No un sacerdote para que los confesara sino un mensajero de Dios para que les hablara la palabra y los hiciera reflexionar sobre la fiesta, y para que orara con ellos. Quizás era un ministro amigo de Job al cual le pedía que fuera y visitara a sus hijos.

(c) parece que en sus fiestas era cuando perdían el control de sus vidas cristianas, porque el padre brillaba por su ausencia. Seguía en contacto con ellos. Las celebraba pero no como él hubiera querido. Hacían fiestas en su casas lo cual es bueno, quizás cumpleaños u otra celebración. Era una fiesta familiar pero con posibilidad de pecar contra Dios. Aun en la fiesta aparentemente más inocente se puede blasfemar a Dios.  Pero oraba por ellos y ofrecía sacrificios para reconciliarlos con Dios. Pedía perdón por si acaso habían pecado. Uno no puede saber todo lo que hacen sus hijos mayores e independientes. Eso está bueno que uno pida perdón “por si acaso lo que hizo o dijo pudiera ser pecado”. Así está mejor. Debió hacer un esfuerzo e ir a esas celebraciones, aunque con disgusto. De todos modos lo comprendo porque pensaba que orando hacía más bien que yendo.

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