El evangelio es una semilla sembradora
Salmo 126:5,6
“Irá
andando y llorando el que lleva la preciosa semilla”.
La traducción preciosa es
bonita pero más cerca del original se halla la semilla “sembrante o
sembradora”. El evangelio es una semilla para ser sembrada, no un árbol, que
viene después. El salmista conoce los sufrimientos del campesino y cómo llora
mientras vierte, y recuerda con tristeza los pasados fracasos, por la
incertidumbre del presente, por el clima, por la escasez de la preciosa
semilla, y mientras se lamenta, ora. ¿Y qué? Al tiempo determinado recogerá la
cosecha, alegremente; así nuestros sueños se convertirán en realidad algún día
y recogeremos los frutos de nuestros desvelos y lágrimas.
Tú dices: “No, ya
pasó el tiempo de recoger frutos, Dios no me dará mis sueños, no tendré
recompensa, moriré en el exilio, me he desgastado inútilmente”. Despacio, no
quieras llegar demasiado pronto a tu destino. Estaré triste pero llevo en mi
corazón la “semilla sembradora”; quisiera que ella naciera y no haber corrido
en vano, la siembro con suspiros, desvelos y llantos, pero no puedo decir que
absolutamente se ha perdido toda, no puedo ver sus frutos pero Dios sí, no los
veo ahora pero quizás algún día sepa lo que pasó con lo que sembré; y lamento
sinceramente que de ellas no nazcan más pero con todo, yo siembro lo que he
comido y ¡qué rico es el trigo del cielo, la semilla sembradora, el pan de
ángeles molido en mortero, cocido en cazuela y comido en la mañana y en la
tarde en la soledad con Dios!
Comentarios
Publicar un comentario