Homenaje al Dr. Rafael Alberto Ocaña, casi medio siglo después
Isaías 32:20
"Dichosos vosotros que sembraréis junto a todas las aguas y dejáis
libres al buey y al asno".
Ese tiempo de mucha bendición después del
juicio por el pecado del pueblo; es un panorama paradisíaco; muy parecido al reinado
del Mesías dibujado en el capítulo 11, donde no hay necesidad del uso de los
animales, porque el pueblo "ha entrado en su reposo". Cuando el
Espíritu Santo se derrame sobre el pueblo, la prosperidad no tendrá límites.
Tendrán recreo y reposo (v. 18), tiempo para la familia y para descansar porque
prosperarán con la bendición del Señor; y los animales participarán de esa
bendición, ellos también reposarán (los dejarán libres); Dios bendecirá vuestra
siembra y se reproducirá a cien por ciento; vuestros graneros estarán llenos y
no tendrán que laborar tanto. Amoroso Dios, bendícenos con tu Espíritu (Sal.
127:1, 2). Hoy recuerdo que este texto lo anunció el Dr. Rafael A. Ocaña,
pastor de la primera iglesia bautista en La Habana, “El Calvario”, cuando predicó un sermón la noche dedicada al
seminario bautista de esa ciudad. Quizás hace un poco más de 40 años. Los sermones bíblicos
no se olvidan, completamente. Nos daba ánimo a los sembradores de la palabra de
Dios. El templo estaba lleno hasta desbordarse en los balcones, y gente de pie. Quizás
con mil atentos oyentes. Murió relativamente joven. Mi profesor de teología. Su
hijo del mismo nombre es predicador como su padre. Su mujer una firme esposa y líder. Su hija, es
mujer de un pastor de éxito. Todos, hasta las canas, continúan sembrando la
Palabra de Dios junto a todas las aguas como predicaba el amado rector del
Seminario.
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