Es un abuso echarles la culpa a los padres por el hijo minusválido


JUAN 9:1-12
“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy. 10 Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? 11 Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. 12 Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? Él dijo: No sé”.


Lo primero que aprendemos es una lección moral, no culpar a nadie. Si sucede que alguien de una familia nace con impedimentos físicos o se enferma repentinamente, la gente fácilmente le achaca como un castigo que Dios le manda a la familia por algún pecado desconocido. Es cierto que Dios puede castigar los pecados de los padres en los hijos y por generaciones y es cierto que las enfermedades provienen del hecho que somos pecadores (Ex. 20:5). Los discípulos no habrán querido decirlo, pero hay quienes sueñan con lo que se llama reencarnación y que el alma se encarna en una persona y nace enferma para pagar los pecados que cometió en otra vida. Eso es pura imaginación. Se puede juzgar eso por falta de caridad hacia el prójimo. No necesariamente tiene que ser esa la razón. Jesús libró de culpas a los padres y al ciego. ¿Cómo va a pecar si nació siendo ciego?  Es un abuso echarles la culpa a los padres que su hijo nació enfermo porque ellos han pecado contra Dios y él los castigó con esa cruz. ¿Y qué pensará el inocente si se le explica que su ceguera le vino por culpa de sus padres?

Dios hace algo mejor, el niño es enviado ciego al mundo, cualquiera sea el origen genético que se le dé, por la voluntad de Dios y con un propósito, quizás por muchos años desconocido. O los padres nunca lleguen a saber por qué les ocurrió eso. Y en este caso específico para sanarlo y que los padres y todos los que se enteren le den gloria a Dios. Pero pudiera ser que nunca, y que la enfermedad misma sea un medio de salvación. Quiso decirles que tenía el tiempo contado para hacer todas las obras que el Padre le dijo que hiciera para que creyeran que era la luz del mundo (v.5); y en seguida supo que aquel hombre era uno de los trabajos que tenía que hacer y cómo hacerlo. Es una forma en que lo sana es un tanto extraña y humillante. Jesús pudo haber pedido un poco de agua en lugar de usar su saliva. El ciego aceptó que le ensuciaran sus ojos con barro y saliva y obedeció, y fue donde le dijo, al estanque de Siloé y se los lavó. Creyó en la palabra del Señor y fue sanado. No porque aquellas aguas tuvieran algún poder sobrenatural sino porque Jesús las escogió, aunque distantes para que el hombre tuviera un tiempo de ejercicio de su fe y obediencia. Otra cosa muy bonita, cuando una persona es recién convertida a Cristo y su testimonio no ha sido establecido sus conocidos se confunden.

Unos creen que es la misma persona, pero otros tienen sus dudas. La gente quiere saber quiénes somos ahora porque nota que ya no somos iguales. Este hombre no era el mismo porque caminaba distinto y porque veía y lo notaron, pero como el cambio era milagroso no podían asegurar que se trataba de la misma persona que ellos conocían. Unos, los que lo conocían mejor aseguraban que era el mismo mendigo con algunas cosas de menos y otras nuevas; de menos el perro y el bastón y que ya no pedía limosnas públicas. Así el que ha sido siempre ciego para lo espiritual y ahora lee, entiende y mira las cosas como son, atrae la atención.

Pero otros le hallan un parecido, aunque porque retiene semejanza con lo que ellos conocían. A unos y otros les explicó cómo obtuvo el cambio, cómo dejó de ser ciego y veía, e identificó a quien lo hizo. Hizo bien en aclararles las dudas. Aunque llevaba poco tiempo como vidente y conocía poco. No dijo que él había cambiado por sí mismo, sino que fue cambiado. Y eso, aunque su cambio es grande sus conocimientos son limitados. No hay que esperar conocer como un apóstol para aclararle a la gente por qué se es cristiano.  Fíjese lo poquísimo que conoce, sólo el nombre, pero adjudica a él su beneficio y por supuesto con eso lo nombra y su testimonio de sanación confirma los pronunciamientos teológicos que estaba haciendo el Señor. Si tu cambio llama la atención, explícalo, para gloria del Señor y la conversión de otros.  Jesús no les achacó la culpa de la malformación del hijo a sus padres, del hijo minusválido. No los hizo sentir culpables. Y criaron hasta la adultez un hijo ciego, sin culpar a Dios tampoco, y lo hubieran continuado ayudando toda la vida, amándolo y ensenándolo para que no tuviera que depender de otros ni mendigar, sin acusar a Dios. 

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