NO ES MISA SINO SANTA CENA, No cargó Dios nuestros pecados sobre un pedazo de pan
MARCOS 14:22
"Tomad,
esto es mi cuerpo".
Jesús dijo: "Este
es mi cuerpo"; ¿Podrá alguno pensar que hablaba literalmente de su
mismo cuerpo? Jesús acostumbraba hablar en sentido figurado; por ejemplo
dijo: "Yo soy la puerta" (Jn.19:7) "Yo soy la vid"
(Jn.15:5) "Vosotros sois la sal de la tierra" (Mt.5:13).
Cuando se emplea el lenguaje figurado no se puede emplear una interpretación
literal; y cuando habla literalmente no se puede tomar en sentido figurado,
espiritual, etc. Cuando dijo: "Este es mi cuerpo, esto es mi sangre"
hablaba figuradamente porque es imposible, como en los otros textos del mismo
tipo, tomar el lenguaje de modo literal. ¿Es Jesús una puerta literalmente, una
vid? ¿Somos nosotros sal?
Jesús habla en ese
lenguaje obvio, apropiado para instituir un símbolo que ha de durar
hasta que él retorne. ¿Murió el pan en el calvario, clavaron el pan, sangró el
pan, cargó Dios el pecado de todos nosotros sobre ese trozo de pan que tenía en
sus manos? ¿Somos reconciliados por ese pan? Todas las veces que comemos ese
pan no sacrificamos nada sino que su muerte anunciamos (1Co.11: 26).
Somos redimidos no por un trozo de pan sino por su cuerpo que fue el que llevó
al madero.
La transustanciación
(la transformación sustancial del pan y la carne de Cristo y el vino en su
cuerpo y sangre); y la santa cena representativa, como nosotros la tomamos,
donde los elementos son representaciones figuradas del cuerpo y la sangre de
Cristo. La transubstanciación conduce a la superstición y es una exageración de
las palabras de Jesús y de Pablo; pero la otra siendo correcta, suele
profanarse con la actitud de los santos que la toman indignamente, sin
reverencia y sin solemnidad. ¡Bien dicho eso de que es su cuerpo y su sangre,
para que los respeten más! Los que exponen a la Santa Cena con interpretación
conmemorativa, sin algún énfasis en la presencia de Jesús, de algún modo en los
dos elementos, despojan el acto de gran parte de su solemnidad y temor de Dios,
que Pablo sentía (1Co.11:27), y el resultado parece ser que se toma sin
Espíritu Santo.
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