Aplicando principios cristianos a la forma de gobierno
JUAN 6:16-21
“Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, y
entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro,
y Jesús no había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que
soplaba. Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a
Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas
él les dijo: Yo soy; no temáis. Ellos entonces con gusto le recibieron en la
barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban”.
Aquella gente había leído que el Redentor habría de
ser rey, y le echaron manos a Jesús con
esperanzas políticas en él, y para hacer eso tuvieron que intentarlo por la
fuerza (v.15), en contra de su voluntad porque él no quería serlo; y allí mismo
los dejó con esas esperanzas en sus corazones, frustradas. Se fue al monte a
orar, y donde pudiera esconderse solo y los que votarían por él se les quitara
la idea de sus cabezas yéndose detrás de los doce donde él no se encontraba. Calvino
comentó esto: “…por medio de su crucifixión la salvación para el mundo fue
obtenida y Cristo mismo tuvo un espléndido triunfo sobre la muerte y Satanás.
Si hubiera permitido que lo hicieran rey su reino espiritual se habría
arruinado, el evangelio manchado con eterna infamia y la esperanza de salvación
completamente arruinada”.
¿Qué verían en él que les hizo pensar que sería un
buen gobernante? ¿Dónde leyeron que alguno de los viejos profetas apeteciera
tener un trono? Esas viejas ambiciones mundiales tienen su origen en el papado,
pero no en los apóstoles. Sus sermones no eran políticos y él no poseía esas
ambiciones. ¿Hablaba bonito? Eso no es suficiente. ¿Se imaginaban que si les
podía dar de comer ya eso era todo? ¿Se elige a un gobernante nada más porque
propone cambios económicos? Para meter a Jesús en la política hay que forzarlo
y el diablo que le había propuesto todos los reinos del mundo si postrado lo
adoraba, ahora quiere obligarlo a ser presidente, y él de nuevo lo rechazó, y
se fue de en medio de ellos. En realidad, lo que ellos querían era usar a Jesús contra Pilato, y si
lograban su propósito, engañando al Señor, después lo desecharían.
Políticamente nunca gobernarían con él ni siquiera en alianza. ¿No le habían
oído decir que su reino no era de este mundo? O que era el reino de los cielos.
Ellos no amaban para nada ese reino, pero no les importaba porque lo que
querían era quitar a Pilato, gobernar ellos y aprovecharse de Jesús.
Podrían hacer algo mejor que politizarlo, y crear de
él otro Cristo a la medida de ellos, sino
tomando sus principios y aplicándolos
a los reyes y a sus votantes, a la política y sus votantes, a todos los
ciudadanos en forma de leyes que mejoren la calidad humana del pueblo, su
moral, su economía y glorifiquen a Dios. Así se haría en parte realidad la
plegaria del Padre Nuestro: “Vénganos tu reino”, ya que suyo es el reino, el
poder y la gloria. Amén.
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