La forma de adoración
2 Samuel 6: 15-23
“ Así
David y toda la casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido
de trompeta. Cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que
Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y
danzaba delante de Jehová; y le menospreció en su corazón. Metieron,
pues, el arca de Jehová, y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que
David le había levantado; y sacrificó David holocaustos y ofrendas de paz
delante de Jehová. Y cuando David había acabado de ofrecer los holocaustos y
ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos. Y
repartió a todo el pueblo, y a toda la multitud de Israel, así a hombres como a
mujeres, a cada uno un pan, y un pedazo de carne y una torta de pasas. Y se fue
todo el pueblo, cada uno a su casa. Volvió luego David para bendecir su casa; y
saliendo Mical a recibir a David, dijo: !!Cuán honrado ha quedado hoy el rey de
Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre
sin decoro un cualquiera! Entonces David respondió a Mical:
Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu
casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel.
Por tanto, danzaré delante de Jehová. Y aun me haré más vil
que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas
de quienes has hablado. Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de
su muerte”.
Mical miró desde la ventana y vio al rey saltando y danzando
delante de Jehová y lo menospreció en su corazón”; y se lo dijo sin reparo
ninguno. No se dice que esta crítica hubiera sido un pecado contra Jehová, pero
se cuenta como el motivo de una falta de bendición: no tuvo hijos (v.23) por lo
menos de David (21: 8); cinco eran de Adriel pero no de ella, quizás adoptados.
David amaba a esta mujer y ella lo ayudó pero no eran compatibles. Ella se
sentía aristócrata y David no.
Criticar y menospreciar a
un hermano por su forma de adoración, porque no nos gusta, parece un pecado
grande que lo sigue la esterilidad espiritual. Que cada uno adore a Dios como
quiera aunque no sea nuestro estilo, que cada uno dará a Dios razón de sí, y él
sabe si se adora a sí mismo, si complace sus gustos o al Señor. David no danzó
en el templo sino en la calle. Yo no tengo que danzar como él ni en la calle ni
en el templo, si brinco lo hago donde nadie me vea y no me menosprecie, eso es
un asunto íntimo entre Dios y yo.
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