Es un mal pastor, se pide de favor que no lo maten


2 Samuel 1: 11-16
Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová? Entonces llamó David a uno de sus hombres, y le dijo: Ve y mátalo. Y él lo hirió, y murió”. 

“Mátenlo” quizás te extrañe la sentencia. ¿No era Saúl enemigo de David? ¿No se hubiera alegrado Saúl si el muerto hubiera sido él? Sí, pero David estaba seguro que aunque era malo, Dios lo había elegido y ungido por rey. ¿Hay algún otro en la Escritura que haya respetado tanto la unción sagrada? ¿No recuerdas como sufrió tanto cuando le cortó el borde de su manto? ( 1 Sa. 24: 4,6). Aunque Dios lo hubiera desechado (1 Sa. 15: 23), aunque se hubiera arrepentido (1 Sa. 15: 35), aunque tuviera mal carácter, fuera envidioso, tramposo. Con todo, era el ungido de Jehová; cuando Dios lo ungió él no era así, se puso así, se convirtió en eso. Muchas razones tenemos para respetar la santa unción de un hermano o de un ministro que las que tenía David. Nunca debemos procurar hacerle mal.

Quizás algunos por hacerle bien a la iglesia lo atacan; seguros que tendrán razón y motivos, si se ha vuelto ladrón, adúltero y un canalla y hay que extirparle ese enfermo a la iglesia para que ella sobreviva. Pero lo que dudo es que Dios halle bien hecha la expulsión de un ministro, por cualquier cosa, pequeñas zorras en su carácter, carencia de alguna virtud o exceso de otra, o que el recién llegado no complace todos los gustos y los principales caudillos están desilusionados. Supongo que sería mejor que el Espíritu y las doctrinas lo condenen y lo separen y no tener nosotros que ver con él. Yo por cierto, me guardaría de tener mis manos manchadas con la vocación de  algún ministro. Es cierto que hay abuso desde el púlpito pero mejor es investirnos de amor, de verdad, de mansedumbre, aconsejar al inmaduro, intentar meterlo en razones, que usar las armas de luz para combatirlo. Una opción a escoger pudiera ser irnos para otra iglesia, dejarlo solo, que se quede “clamando en el desierto” que tener que ver con la caída de la cabeza de Juan. Es cierto que Saúl debió haber renunciado, pero David, aunque tuvo su quinta costilla cerca y un cuchillo en la mano, no lo mató, porque se tenía a sí mismo como un hombre conforme al corazón de Dios.

Comentarios

  1. Humberto:
    Una opción a escoger pudiera ser irnos para otra iglesia, dejarlo solo, que se quede “clamando en el desierto”...

    Eso es lo que yo hago, pues todo falso profeta tiene una función.

    Es decir, no es que los falsos ungidos de Dios desvíen a las almas inocentes, es que en realidad, los falsos ungidos son el juicio de Dios para todos aquellos que no creyeron a la Verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

    :\

    ResponderEliminar
  2. Renton, en un oeste americano, en TV, una vez leí

    colgado en un restaurante un letrero que decía”:

    “Si no le gusta la comida, por favor no mates al cocinero”.

    Si no te gustan los sermones, vete a otra cocina.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Neginot y Seminit

El altar de tierra