Idolatría, poligamia, y Dios
1Reyes 11:1,2,9-11,33
“Pero
el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras;
a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; 2 gentes
de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a
ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar
vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor. 11 Y
dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi
pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a
tu siervo. 33 por cuanto me han dejado, y han adorado a Astoret
diosa de los sidonios, a Quemos dios de Moab, y a Moloc dios de los hijos de
Amón; y no han andado en mis caminos para hacer lo recto delante de mis ojos, y
mis estatutos y mis decretos, como hizo David su padre”.
“Salomón
amó a muchas mujeres extranjeras”. Es interesante notar en la apostasía de
Salomón que es la idolatría y no la
poligamia lo que Dios pone en primer
plano. Las mujeres se mencionan porque fueron las que desviaron e inclinaron su
corazón a otras religiones. Esa observación podría ser hallada en otros patriarcas
como Abraham, Jacob, David, que tuvieron sus harenes; pero Dios guarda silencio
sobre el número de mujeres que tuvieron y enfatiza la lealtad teológica.
Ese comportamiento de ellos nunca fue el ideal de Dios, y sí el desarrollo y
consolidación de la religión verdadera en el mundo; en esos momentos de la
historia cuando ellos vivieron, el monoteísmo tenía la prioridad sobre el
ideal moral. Se puede afirmar que la religión judía nos ha llegado como un
poderoso movimiento humano y moral, pero principalmente nos trae un concepto
inequívoco de Dios, su existencia y unicidad.
Alma
mía, reconoce primero que Dios es uno (Deu.6:4), que no hay otro fuera de él
(Mr.12:29,32) y luego vive conforme al descubrimiento que hayas hecho. En el
cristianismo es donde ambas cosas, teología y moral se funden maravillosamente
y se expresan en la fe y vida de un nuevo hombre. Oh Dios, que nuestra fe en ti
sea lo primero, que mi conducta proceda de mi lealtad a ti; tú lo primero, tú
en todo, por todo y sobre todo (Efe.4:4,6).
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