LA CUESTION DEL SUICIDIO
Imagen de
"Filosofía para la Vida Cotidiana. Blog del Orientador Filosófico
Francisco Barrera".
SPURGEON:
NO. 3125
"Un
sermón predicado la noche del jueves 17 de diciembre, 1874. por Charles Haddon Spurgeon, en el
tabernáculo metropolitano, Newington, Londres, y publicado el jueves 31 de diciembre, 1908. “y librar a todos los que por el temor de la
muerte estaban durante toda la vida
sujetos a servidumbre.” (Hebreos
2:15).
“De hecho, sirve un propósito muy elevado en la economía de la humanidad, pues habría muchos individuos tentados a poner un fin a esta vida mortal, si no fuera por el temor de la muerte. Pero poner un fin a su vida por su propia mano sería un hecho espantoso; probaría que no era un hijo de Dios, pues “Sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.” Quiero decir, por supuesto, si tal hecho fuera llevado a cabo por alguien en posesión de sus sentidos; no estoy juzgando a quienes han perdido la razón, y que no son responsables de sus actos. Si alguien en su sobrio sentido cometiere un suicidio, no podríamos tener ninguna esperanza de vida eterna para él. Sin embargo muchos se suicidarían si no fuera porque tienen grabado el temor de lo que resultaría al poner así fin a su existencia”.
AGUSTIN
“Se inspira en las Escrituras para afirmar que en ellas no
encuentra ninguna referencia donde se autorice el suicidio, ni siquiera para
evitarnos un mal o sufrimiento. Según Agustín de Hipona el mandato de Dios “no
matarás” debe ser aplicado al suicidio. “Aplicaremos al hombre las palabras no
matarás, entendiendo: ni a otro ni a ti, puesto que quien se mata a si mismo
mata a un hombre” (OCI,XX,50). También encontramos una clara referencia en el
siguiente texto: “Sabemos que no existe ley alguna que permita quitar la vida,
incluso al culpable, por iniciativa privada, y, por tanto, quien se mata a sí
mismo es homicida. Y tanto más culpable se hace al suicidarse cuanto más
inocente era en la causa que le llevó a la muerte” (La Ciudad de Dios , XVII,
41; Citado por Francisco Barrera).
1 Reyes 16:18-20
“Mas viendo Zimri
tomada la ciudad, se metió en el palacio de la casa real, y prendió fuego a la
casa consigo; y así murió, por los pecados que había cometido, haciendo lo malo
ante los ojos de Jehová, y andando en los caminos de Jeroboam, y en su pecado
que cometió, haciendo pecar a Israel”. “Y prendió fuego a la casa consigo y
murió”.
Esto es un suicidio;
Zinri viéndose perdido y expuesto a la humillación de una muerte de guerra, prefiere
acudir al medio de quitarse la vida y encerrado en el palacio real le prende
fuego y muere dentro. Escogió su propia muerte. En la Biblia hay otros casos de
suicidios pero por causas diferentes, sólo la del rey Saúl es similar cuando se
arrojó sobre su espada para quitarse la vida y no enfrentarse a los filisteos.
Sansón también cometió “un acto suicida” cuando echó abajo la casa donde se
hallaba para matarse junto con sus enemigos. Algo parecido en tiempos modernos
han hecho aviadores o chóferes de carros bombas. También se suicidó Judas
Iscariote cuando no pudo resistir el peso de su pecado en la conciencia, salió
y fue y se ahorcó.
Sobre el aspecto
moral del suicidio la Biblia dice poco y sobre el aspecto, como se llama hoy,
psicopatológico, dice menos; pero teniendo los casos uno puede asumir algunas
respuestas del porqué ciertas personas se suicidan. El enfoque bíblico es espiritual. Si observas el texto hallarás
que como se habla parece indicar un juicio sobre su pecado, que esta forma
de morir es un severo juicio con el cual Dios castiga a los que se han
endurecido contra él. No porque Dios mismo los obligue a que se quiten la vida,
sino que los entrega a una mente reprobada que fácilmente cae debajo de
la acción de “las potestades de las tinieblas”; Satanás le sugiere primero y
luego le presiona el entendimiento, le turba su razón y lo incita a cometer
violencia contra su vida.
Esta fuerza
espiritual interna ha sido casi descubierta por la ciencia moderna que asegura
cada vez más que el suicidio no es una cosa tan voluntaria como se ha venido
pensando. No porque diagnostiquen un
diablo dentro del pensamiento sino que afirman que se trata de una perturbación
mental incontrolable, una idea fija que se le impone espantosamente sin poder
resistirla, un insoluble estado depresivo interno, etc. Esas cosas son ciertas
pero son sólo síntomas de una causa espiritual ocasionada por el archienemigo
de Dios que empuja a las almas para matarse y así perderlas definitivamente.
Las respuestas psicológicas son muchas y hasta morales, para justificar el
acto, como las que suelen ofrecerse para recurrir a la eutanasia o muerte
asistida. Nosotros hallamos la razón del
suicidio en un terreno mucho más allá de la sicopatología. El que se quita la
vida o llama a un médico para que le ayude sufre algo más que una pura
patología mental, una crisis emocional o un conflicto moral con su enfermedad.
¿Por qué se suicidó Zinri? ¿Por lo mismo que se suicidó el rey Saúl, para no
enfrentar la humillación de otro tipo de muerte, porque le pareció una salida
más virtuosa, menos vergonzosa, heroica, como si arrojara en llamas contra sí
mismo la furia que sentía contra sus enemigos? ¿Por que se arrojó Saúl sobre
una espada como si se hiciera un haraquiri? ¿Para escoger una mejor muerte? No
amados, esas son grandes equivocaciones, no es una muerte mejor la que hay que
buscar sino una mejor resurrección (He. 11:35); y ante el evento de la
muerte, es menos importante tener una muerte más heroica que otra.
Quizás habría que
hacer cierta distinción entre una muerte suicida por patriotismo o para
evitar confesar secretos militares y políticos arrancados por torturadores y verdugos, y el propiamente
llamado suicidio. ¿Por qué se suicida una persona? ¿Porque no puede cargar con
su responsabilidad? ¿Porque no puede enfrentar por más tiempo su situación,
económica, familiar, de salud? ¿No puede enfrentar las consecuencias de sus
errores, la culpabilidad de su conciencia, la pérdida que sufrió, la vergüenza,
la falta de significado de su existencia, la carga que es para otros? El
suicidio no es la solución. Hay una forma de enfrentar la tendencia suicida, la
situación suicida, la presión espiritual y diabólica sobre el
pensamiento:
Llamar al Espíritu
Santo. Llamar al Espíritu Santo, clamar a él. El problema del suicida se halla
dentro de sí no afuera, no son las situaciones en exceso difíciles las que lo
conminan a quitarse la vida, la mayor potencia viene desde dentro misma, como
se mira lo de afuera, como se siente lo de afuera. La opresión mental es
producto de un enfoque, de una forma como se están tomando las cosas. Hay
tratamientos sicológicos para resolver esa situación y alejar el cuchillo de la
garganta del individuo, la cuerda de su cuello y el fósforo del cuerpo; pero yo
conozco una mejor, la oración a Dios. Si Dios concede su Santo Espíritu a quien
se lo pida, el Espíritu lo transforma interiormente, lo hace una nueva
criatura, lo engendra de nuevo y las cosas viejas pasan. El pecado es
perdonado, la conciencia se tranquiliza, el carácter se vuelve otro y el
sentido de vivir se llena de alegre colorido. Quizás estas palabras lleguen a
alguien, porque las digo como San Pablo al carcelero en Filipos cuando tenía su
espada lista para suicidarse: “No te hagas ningún mal pues todos estamos aquí”.
No te hagas ningún mal, hay alguna iglesia en alguna parte, un evangelio en
algún púlpito, un Dios muy cerca de ti que te dice: “No te dañes ni dañes a
otros, aquí estamos, ven, oremos por ti, por tu situación y por los espíritus que
te acosan” Amén.
La vida no se puede rebobinar
Gracias pastor,por su comentario,pienso que de todos los que se quitaron la vida,el unico que no tenia otra salida fue Sanson, pues por fe estuvo dispuesto a morir para ajusticiar a los filisteos; el estaba debajo de la casa apoyado en las columnas y ciego, un poco dificil para escapar,aunque no
ResponderEliminarpara Dios.{Hebreos 11:32}
Abrazos, Hno. Mejias
A su servicio, hermano Mejias. Abrazos.
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