Escasea la palabra de Dios pero no al punto de desaparecer
1 Samuel 3: 1
“El joven Samuel ministraba a
Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días;
no había visión con frecuencia”.
Escaseaba la palabra de Dios
pero gracias a Dios no llegó al punto de desaparecer. Allí estaba Samuel que
con él ella volvería en abundancia. Uno
sólo, con el Espíritu, inundó a Israel con ella. Las
visiones eran exposiciones bíblicas
de la Ley que Dios les daba por medio de algún siervo ungido. Las visiones no
estaban desvinculadas de los cinco libros de Moisés y del de Josué. No había
predicadores que expusieran contextualmente aquellas Escrituras. Como usted las
mire, las visiones eran sermones centralizados en la Palabra de Dios mediante
los cuales se exhortaba y corregía al pueblo.
Por eso fue que
Samuel inauguró la primera escuela de
profetas o el primer colegio para pastores de Israel (10: 10) donde el
maestro, más que Samuel era el Espíritu de Dios con quien estudiaban la Ley. Tampoco hoy faltan expositores bíblicos pero
escasean. Los auto nombrados profetas son muchos pero poco conocen sobre la
Palabra de Dios. Eso tiene que ver con la desobediencia a la palabra de Dios,
con la independencia congregacional e individual y con que cada uno hacía lo que bien le parecía (17: 6), con la ausencia de
un poderoso liderazgo apegado a la palabra de Dios porque sirvió Israel a Jehová todo el
tiempo de Josué, y todo el tiempo de los
ancianos que sobrevivieron a Josué y que sabían todas las obras que Jehová
había hecho por Israel (Jos. 24: 31); es decir cuando murieron aquellos varones de fe, los genuinos testigos de la palabra de Dios, los
hombres celosos por la ley, cuando ellos faltaron cada uno fue sustituyendo el
liderazgo de ellos por el suyo propio y obedecía hasta donde
quería, era fiel hasta un punto, la obediencia a Dios era un asunto de opinión
personal y nadie tenía autoridad para corregir a nadie ni meterse en la vida de
otro y sin visión el pueblo se desenfrena
(Pro. 29:18), o sin oráculo, sin revelación, sin sueños, sin profecía.
El
pueblo se dispersa y perece. Se desenfrena y traspasa en cuanto a las doctrinas
los linderos antiguos (Por.22:28), y
en cuanto a la conducta, se torna inmoral
o disoluto. Hay algunas editoriales que publican libros reformados,ojalá
Dios bendijera sus ministerios. También, justo es reconocerlo, hay un remanente de predicadores que no tienen como meta la popularidad, que sistemáticamente exponen la Escritura, y les hacen aplicaciones no psicológicas sino espirituales, porque ellos mismos conocen la intrascendencia y esterilidad del pragmatismo moderno, y la falsa idea de lo que es el éxito. ¡Pronto oh Dios, envía expositores
bíblicos, con la teología de la gracia, a tus púlpitos!
Asi es pastor,impera la ensenaza erronea,no le temen a la escritura cuando lee, que el que ensene un evangelio diferente sea anatema.Tienen miedo hablar de la gracia por temor que se les vacie el templo; prefieren hablar de la prosperidad para comvencer a los incautos para beneficio propio. Gracias a Dios por predicadores como Humberto Perez y Sugel Michelen por mencionar algunos.
ResponderEliminarbendiciones, Hno Mejias
Trato, hermano Mejías, de en lo que soy capaz, vivir, estudiar la palabra de Dios y propagarla. Todas mis entradas, o casi, son exposiciones bíblicas aplicadas al mundo de la salvación. Procuro que siempre los temas no solamente sean pertinentes sino también trascendentes. Un abrazo fortísimo.
ResponderEliminarAsi lo quiere nuestro Dios,pastor.Abrazos para toda la familia.
ResponderEliminarHno. Mejias
Abrazos Mejias.
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