Tesoro en ánfora de barro


2Corintios 4:7-12
Greatest Buried Treasure Ever Found!! - YouTubePero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que , la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida”.

En este texto podrás observar el secreto de la “actitud positiva” y del “optimismo” que mantiene el apóstol Pablo frente a las circunstancias adversas. Es que siente el poder de Dios no evitando los contratiempos sino haciendo que asuma una actitud consecuente, constructiva y triunfal.

1. Es interesante observar en su experiencia, no sólo que Dios no lo excluye de padecimientos ni le concede una seguridad en la fe que lo preserve indiferente sino que sintiendo y viviendo plenamente su momento no llega a un punto de dar la impresión a otros que no tiene fe; puede sufrir, llorar pero no perder la calma y la certeza que las cosas cambiarán y tendrán alguna solución. En la versión Dios Habla Hoy traducen: “Así aunque lleno de problemas no estamos sin salida, tenemos preocupaciones pero no desesperamos” (v.8). Y ese mismo versículo se puede traducir: “Atribulados pero no aplastados”. Sabían por experiencia que todas sus situaciones tendrían alguna salida y que la multitud de preocupaciones que sobre él se agolpaban (11:28) no lo liquidarían. No dice que ellos vivan sin problemas, estaban “llenos de problemas”. En otro sitio habla sobre sus desvelos (6:5; 11:27). No dormían bien aunque recitaran “en paz me acostaré y así mismo dormiré”. Y todas esas cosas trabajaban sobre su frágil cuerpo ayudando a su deterioro. El tamaño de su fe no se medía por la ausencia de preocupaciones sino por la perseverancia dentro de ellas, por la continuación en su puesto y la determinación de continuar con su vocación. Ninguno de ellos era un mar tranquilo. No vivían “junto a aguas de reposo”. A veces se hallaban “apurados”, en apuros (v.8) pero añade, “no desesperados”. Algo dentro del alma de ellos permanecía seguro y aceptaban el reto de las circunstancias.

2. Observa que el apóstol habla, piensa que el conocimiento que tiene de Cristo, el evangelio, es un tesoro recibido por el mismo Señor que siendo rico se hizo pobre para que con su pobreza seamos enriquecidos (8:9). Y comparado con ese tesoro todo lo demás es skubala, basura, o mejor dicho, “estiércol o excremento” (Flp.3:8). La aceptación de su evangelio era un enriquecimiento. El valioso tesoro que tenemos no son aquellas cosas de la carne sobre las cuales podemos gloriarnos ante los demás; podrán ser las humillaciones que hemos sufrido, las pérdidas que hemos tenido, las limitaciones que el Señor nos ha impuesto, y sobre todo el conocimiento espiritual del evangelio, y las diamantinas verdades que refulgen en nuestras almas. Oh Señor, nos gloriamos en nuestras debilidades porque con ellas entra el poder tuyo.

3. A manera de confirmación les pido que se fijen en su actitud correcta frente a las atrocidades, para que Dios nos ayude a considerar el resultado de su conducta e imitar su fe (He.13:7). A pesar de las tribulaciones que sufre no habla con espíritu derrotado; y no puede sentirse  así porque no se queda abandonado a sus propias debilidades sino que es asistido por el Señor que le permite enfrentar sus circunstancias con una actitud mental apropiada, producto de su fe en Dios y más que todo por la ayuda de Cristo.
Tribulaciones ha tenido pero no se ha mostrado ante sí mismo y ante sus compañeros, angustiado como si hubiera perdido la esperanza y como si no tuviera alguna salida; sino que en todo momento ha conservado su calma. Realmente ha pasado momentos de apuros pero tampoco ha llegado a la desesperación; nunca ha sentido ni pensado que se halla desamparado por Dios y que éste le haya vuelto la espalda; esa sensación de desamparo y abandono, jamás la ha sentido, porque cuando todos lo han abandonado el Señor ha estado a su lado (2Ti.4:16,17).

Los golpes en su ministerio y de la vida lo han derribado pero al poco tiempo ha podido recuperarse mostrando que el daño que le han hecho ha sido mucho pero que no lo han acabado, y que Pablo no está destruido. Dondequiera que fuera había peligro de muerte y sin embargo "la vida de Jesús" se manifestaba en su fortalecimiento de ánimo como si tuviera un cuerpo resucitado por el poder de Dios. Sin embargo, cuando ha llegado al límite de sí mismo ha sentido la ayuda del Señor y ha visto “la excelencia del poder” suyo.
¿Cuál es el secreto de esa actitud indescriptible, del apóstol indoblegable y sin embargo humano? ¿Acaso la negación de las realidades negativas que lo atacan, como si no existieran? ¿En una declaración positiva diciendo: “tengo dinero, no me han apedreado, no estoy en apuro”? No, la realidad es que no tiene oro ni plata, lleva en su cuerpo por todas partes las marcas del Señor Jesús y sí ha perdido la esperanza de conservar la vida (1:8). La fe no niega la realidad sino que la enfrenta. No es tan ingenuo y fanático para eso sino que puede ver siempre el poder de Dios en el límite de su fortaleza. Todo ese tesoro del evangelio y el oportuno poder de Dios, indiscutible, es depositado en ánfora de barro. Y esa convicción, sensación, pensamiento, sentimiento, como quiera llamarle, hace que uno se dé cuenta    que a pesar de las grietas que aparezca en el borde o en el fondo de nuestra vida espiritual, nos regocijamos que lo que creemos, confesamos y predicamos, es todo un tesoro, que nos hace sentir privilegiados, hijos de Dios, adoptados y regenerados, justificados, perdonados, en fin, volando en el cielo con los ángeles, o en la cima del mundo.

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