Los que andan deambulando fuera de las reuniones


Hebreos 10: 19-25
"...no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca".

Las palabras del vv. 19-24 son tensas o más bien intensas como si el autor se pusiera de rodillas y les implorara que la conciencia de culpa no los separara de la reunión de la iglesia, que tuvieran confianza, y se les pide de corazón, para que no den un paso atrás y pierdan aquellas cosas, aquel tesoro de salvación que ha costado tanto. El autor tiene ahora en su mente a los que ya sufren desgano y decaimiento, que han sido debilitados, y exhorta a los otros a que no pierdan la esperanza. Si tienes en cuenta que Hebreos trata de rescatar a los hermanos apóstatas, o en vías de serlo, el ausentismo a las reuniones era una señal de eso. La bandera de la profesión de la esperanza (cristianismo) estaba siendo arriada, porque el culto público a Dios por medio de Cristo es una forma de esa profesión. Pide a los que son fieles, a los que mantienen sin fluctuar el testimonio, que estimulen a los otros para que no dejen de reunirse ni de participar en las obras de amor de la iglesia. Les exhorta para que hagan uso del sacerdocio que han recibido por medio de Cristo, a no cursar otro camino, hacerlo sin mala conciencia, con fe. Alma, tú eres tu propio sacerdote por medio de Cristo, no te hacen falta las ayudas de un viejo orden si tienes a Cristo, todo está preparado para que lo hagas. Acerquémonos al cielo mismo (4: 16).

Qué feliz, pero qué temor siento que pueda llegar tan lejos y tan alto sin auxiliadores. Hasta Cristo algunos me pueden llevar pero yo tengo que tomar ese camino, llevando en mis manos la fe en su sangre, y dentro del pecho una conciencia sin pecado, porque teniendo en la vía los méritos de sus favores, ya tengo las puertas abiertas y muchas promesas de buena acogida y alegre recepción. No daré ningún paso atrás ni tomaré otro camino preparado por el hombre, porque el Espíritu me dice que tengo libertad de acceso a Dios a través de la carne de Jesús. Esta palabra es una aplicación oportuna para determinados casos, los que andan deambulando y con frío fuera de las reuniones candentes de la iglesia nueva, o que van y vienen como el cuervo del arca de Noé, hasta que no regresan más.

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