La semilla siente que su destino es ser árbol
Mateo 13:31-33
“Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de
los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en
su campo, y que de todas las semillas es la más pequeña; pero cuando ha
crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de modo que las aves
del cielo vienen y anidan en sus ramas. Les dijo otra parábola: El reino de los
cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas
de harina hasta que todo quedó fermentado”.
"A la verdad es la más pequeña de las
hortalizas; pero cuando ha crecido es la mayor". Lo mismo pasa con el
futuro del cristianismo o al desarrollo del evangelio en el alma, que empieza
con poco y aumenta. No crece en un
dos por tres. Es lento como la levadura (v.33). Desde un ignorado muchacho
pastor de ovejas hasta el dulce cantor de Israel; de pecador a apóstol.
Lee esto con el v.23. Hablando y hablando del evangelio; orando y sirviendo, y
sirviendo a una pequeña obra de Dios que se vuelve un árbol grande. La semilla piensa en el día que será un
árbol, siente que su destino es ser árbol y que las aves que se la pudieron
haber comido, algún día harán nidos en sus ramas. No se la comieron.
Pero “cuando ha crecido”; en esas palabras está el
milagro y el triunfo de la bella esperanza, amiga íntima de la fe, con oración,
paciencia, cuidado y cultivo. Paciencia cristiano que ya crecerás, paciencia
pequeña iglesia que ya crecerás; ten confianza pequeño Pablo, en la semilla de
la palabra de Dios y en el auxilio del Espíritu Santo, y la lluvia vendrá del
cielo; póstrate por ella y espera. El evangelio sabe que su destino es salvar a
los pecadores.
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