Pidiendo a Dios un gran favor



Mateo 7:11
“Si sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos…”.

Una reflexión con mucho sentido común. Dios no es peor que nuestros progenitores. Él siempre nos da cosas buenas. Y nosotros siendo malos, sintiendo envidia, celos, y cosas semejantes, podemos decir y hacer cosas buenas, sobreponiéndonos por la gracia del Señor, a obrar con amor como él lo desea. Tal vez así nuestras buenas palabras y obras no estén totalmente limpias pero Dios entiende que son un resultado de la conciencia cristiana y de habernos esforzado en la gracia siendo obedientes. Es una gran manera de matar con acciones buenas la subyugada raíz del mal. Y la moraleja o aplicación de todo esto es que Dios es más bondadoso que nosotros y aunque no merezcamos que nos preste ni un minuto de atención, es todo oídos cuando postrados en oración le estamos pidiendo algún gran favor, que hay que con paciencia esperarlo, porque Dios no sale corriendo a complacernos cuando decimos amén.

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