No es posible inventar un mejor Cristo
Mateo 11:2-6
“Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de
sus discípulos, para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o
esperaremos a otro? Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced
saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los
cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son
resucitados, y a los pobres es anunciado y bienaventurado es
el que no halle tropiezo en mí”.
¿Eres
tú el que había de venir o esperamos a otro? La pregunta es tan inocente que
tiene que ser tomada no por sí mismo sino por causa de otros, dirigida a
confirmar el testimonio de Jesús y a relacionar sus discípulos con el Señor.
Presiente su muerte y busca para los suyos un sustituto mejor: Jesús. ¿No te
gusta más esa explicación que suponer que aquel que fue más grande que todos
los nacidos de mujer haya estado dudando a última hora? (11:11). Escoge para ti
la explicación.
No
esperemos a otro. En dos mil años no ha aparecido otro como él, escogido,
precioso (1Pe.2:6,7); han venido muchos falsos cristos pero ninguno ha sido
como él, no sólo por el testimonio que dio de sí mismo sino por el que Dios y
la iglesia dieron de él; ninguno ha sido "la cabeza del ángulo";
¿quién ha tenido su Persona divino-humana? ¿Su carácter? ¿Quién ha hecho su
obra? Ni inventando un Cristo nuevo saldría uno mejor, ni siquiera igual. Los
judíos esperaban otro, el mundo de hoy a ninguno. No quiere a nadie. Sus
cristos son sus filosofías, y en primer caso cada uno es su propio mesías.
Comentarios
Publicar un comentario