Ruega estar vivo para verlo
Jer. 32:17, 27, 38-42
“¡Oh Señor Jehová!,
he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti… ¿habrá
algo que sea difícil para mí? Y les daré
un corazón , y un camino, para que me teman perpetuamente”.
El que por su palabra hizo el mundo, ¿no podrá cumplir
lo que promete? ¿El que ha hecho una promesa, halla luego que no le conviene
cumplir o no tiene recursos para ello? ¿El que hizo lo que se ve de lo que era
invisible? (He. 11:3) ¿El que llama las cosas que no son como si fuesen, lo que
no existe como si ya existiera, lo que no ha ocurrido en el futuro como si
fuera historia? (Ro. 4:17).
No, para Dios no hay nada que sea imposible, todas las
cosas son posibles para él. Jeremías trataba de infundir fe a su pueblo para
que creyera que los que ahora salían en la deportación hacia Babilonia, un día
regresarían, que como El los había recogido de Egipto así los recogería de
nuevo desde las tierras adonde fueran esparcidos. Para el pueblo era muy
difícil creer que tras 70 años, casi un siglo, ellos volverían a su tierra.
¿Cómo lo haría Dios? Nosotros no tenemos por qué
preguntar ni saberlo, Dios lo hará y ya, él sabe cómo. Lo que nos pertenece es
confiar y no imaginar cómo se las arreglará el Poderoso para hacer lo que dijo.
Si lo dijo es que ya conoce cómo hacerlo, y lo hizo por medio de Ciro y Darío
del modo más sencillo e impensado del mundo. Por un decreto imperial y fueron
autorizados, sin violencia o emancipación, a regresar a su terruño. Era obvio,
si se razonaba espiritualmente, que ellos no podrían ser los mismos que
salieron en cautividad; tendría que ser otro pueblo, moral y religiosamente
limpio. Un pueblo espiritualmente cambiado (vv. 38-42).
Para Dios no hay algo
difícil. No hay imposibilidades. El propósito de Dios continúa después de
setenta años o cien. Sólo rueguen estar
vivos para verlo.
Pareciera como si Dios se tomaba un tiempo de una generación completa para hacer el recambio. En el desierto fueron 40 años, y en Babilonia 70. Da la impresión que de alguna manera Dios tiene misericordia con la generación que sigue a la desobediente.
ResponderEliminarSaludos desde Chile :)
Si, Viviana, generalmente Dios no se apura con nadie, por nadie, por nada, y para nada, hace las cosas a un compás que a nosotros los pecadores, impacientes, nos parece desesperante. Dios es "lento para la ira" y ¿por qué no?, hasta es lento para la gracia, para la misericordia, se toma su tiempo para salvar, para responder oraciones, para hacer cambios, y donde quisiéramos que se apurara o corriera, sus pasos nos parecen cortos.
ResponderEliminarEs cierto, los pasos de Dios son cortos.
Hemos visto en el siglo pasado, en el mundo grandes cambios sociales y políticos, sin embargo ocurrieron después de casi un siglo.
Gracias por tu saludos chilenos.