Dios no es un Dios viejo
Salmo 110:3
"Tú
tienes el rocío de tu juventud".
La
juventud es para ti como el rocío” (LBLA). Debemos pensar en Cristo como una
persona siempre joven, rey joven, sacerdote joven, profeta joven, como un Dios
joven. ¿Por qué imaginar la eternidad como algo viejo? Lo que no se envejece
siempre es nuevo; por eso también se le llama "el lucero de la
mañana" (2 Pe. 1:19; Apc. 22:16). Jesús es el fin de la noche, lo que
adorna el cielo cuando el panorama es totalmente oscuro. Con Jesús amanece, el
mundo se cubre con rocío.
Estos
dos versículos 3,4, describen quién es Jesús y cómo reinará. Un sacerdote
eterno (He. 7:3). Sus palabras siempre son nuevas,
no digo modernas, son antiguas pero nuevas, esto es, vigentes y valiosas como el viejo oro y las piedras preciosas; sus
doctrinas son nuevas siempre, actuales, prácticas, para cualquier siglo, en el
tiempo que viva el hombre. Y renueva
el espíritu de los que el pecado ha envejecido, renueva con bendiciones, con
alegrías, esperanza, con perdón, porque el error, la tristeza y la muerte
envejecen; Jesús es el remedio para el desgaste moderno, la savia que el hombre
de hoy necesita, los tuétanos, el meollo y la grosura. Es siempre actual, el
centro de todo, y este mundo rutila alrededor de un gran vacío, Jesús lo llena
todo (Efe.4:10)….hermoso Jesús (Sal.45:2). Yo quiero tener esa clase de juventud,
eterna.
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