DÍA DE LA REFORMA PROTESTANTE
TetzelLutero, Catedral de Wittemberg
Hoy
31 de Octubre DÍA DE LA REFORMA PROTESTANTE
(Continuación
de la entrada anterior)
“Aunque
los acontecimientos posteriores revelaron otra faceta de su carácter, durante
todo este tiempo Lutero parece haber sido un hombre relativamente reservado,
dedicado a sus estudios y a su lucha espiritual. Su gran descubrimiento, aunque
le trajo una nueva comprensión del evangelio, no lo llevó de inmediato a
protestar contra el modo en que la Iglesia entendía la fe cristiana. Al
contrario, nuestro monje continuó dedicado a sus labores docentes y pastorales
y si bien hay indicios de que enseñó su nueva teología no pretendió
contraponerla a la que enseñaba la Iglesia.
“Poco
a poco, y todavía sin pretender ocasionar controversia alguna, Lutero fue
convenciendo a sus colegas en la Universidad de Wittemberg. Cuando por fin
decidió que había llegado el momento de lanzar su gran reto, compuso 97 tesis,
que debía servir de base para un debate académico. En ellas, Lutero atacaba
varios de los principios fundamentales de la teología escolástica, y por tanto
esperaba que la publicación de esas tesis, y el debate consiguiente, fueran una
oportunidad de darle a conocer su descubrimiento al resto de la iglesia. Pero,
para su sorpresa, llegó la fecha del debate y solamente se le prestó atención
en los círculos académicos de la Universidad. Al parecer el descubrimiento de
que el evangelio debía entenderse de otro modo al que corrientemente se
predicaba, que le parecía tan importante a Lutero, tenía sin cuidado al resto
del mundo.
“Pero
entonces sucedió lo inesperado. Cuando Lutero produjo otras tesis sin creer en
modo alguno que tendrían más impacto que las anteriores, se creó un revuelo tal
que a la larga toda Europa se vio envuelta en sus consecuencias. Lo que había
sucedido era que, al atacar la venta de las indulgencias, creyendo que no se
trataba más que de la consecuencia natural de lo que se había discutido en el
debate anterior, Lutero se había atrevido, aún sin saberlo, a oponerse al lucro
y los designios de varios personajes mucho más poderoso que él.
“La
venta de las indulgencias que Lutero atacó había sido autorizada por el papa
León X, uno de los peores papas de aquella época de papas indolentes, viciosos
y corrompidos. León le hizo saber que estaba dispuesto a concederle a Alberto
lo que pedía, a cambio de 10,000 ducados. Puesto que ésta era una suma
considerable, el Papa autorizó a Alberto a proclamar una gran venta de
indulgencias en sus territorios, a cambio de que la mitad del producto fuese
enviado al erario papal. Parte de lo que sucedía era que León soñaba con
terminar la Basílica de San Pedro, comenzada por su predecesor julio II, y
cuyas obras marchaban lentamente por falta de fondos. Luego, la gran basílica
que hoy es orgullo de la Iglesia romana fue una de las causas indirectas de la
Reforma protestante.
“Quien
se encargó de la venta de indulgencias en Alemania central fue el dominico Juan
Tetzel, hombre sin escrúpulos que a fin de promover su mercancía hacía
aseveraciones escandalosas. Así, por ejemplo, Tetzel y sus subalternos
pretendían que la indulgencia que vendían dejaba al pecador “más limpio que al
salir del bautismo”, o “más limpio que Adán antes de caer”, y que “la Cruz del
vendedor de indulgencias tiene tanto poder como la Cruz de Cristo”, y que, en
el caso de que quien compra una indulgencia para un pariente difunto, “tan
pronto como la moneda suena en el cofre, el alma sale del purgatorio”. Tales
afirmaciones causaron repugnancia entre los mejores informados, quienes sabían
que la doctrina de la Iglesia no era tal como la presentaban Tetzel y los
suyos. Se resentiría el espíritu nacionalista alemán, que veía en la venta de
indulgencias un modo mediante el cual Roma esquilmaba una vez más al pueblo
alemán, aprovechando su credulidad, para luego despilfarrar en lujos y festines
los escasos recursos que los pobres alemanes habían logrado producir con el
sudor de su frente. Pero aunque muchos abrigaban tales sentimientos, nadie
protestaba, y la venta continuaba. Fue entonces cuando Lutero (un día como hoy,
31 de octubre de 2013) clavó sus famosas 90 y cinco tesis en la puerta de la
iglesia del castillo de Wittemberg.” (La Era de los Reformadores, Justo L.
González, páginas 50-53).
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