Si la iglesia no siente deseos de orar por sus gobernantes
Salmo 72
“Porque él librará al menesteroso
que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra. Tendrá
misericordia del pobre y del menesteroso, y salvará
la vida de los pobres. De engaño y de violencia redimirá sus almas,
y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos”.
Este salmo, compuesto para Salomón, contiene
peticiones para cualquier magistrado; principalmente ruega que el nuevo
gobernante se ocupe de los pobres (vv. 2,4,12,14) y que defienda sus
derechos. Ese es el rey que le conviene
al pueblo de Dios y se le promete de cualquier manera, una gran extensión
territorial, específicamente en el ámbito religioso (vv.10,12). La economía
doméstica será levantada tremendamente y los agricultores prosperarán (v. 16),
alcanzando también la bendición a la población urbana. Si el rey se dispone a
favor de la clase pobre, recibirá la bendición de Dios y su pueblo orará por él
continuamente (v. 15), dándole gracias e intercediendo para que reciba salud y
sabiduría. Ningún gobernante lo está haciendo bien ante los ojos de Dios si la
iglesia no siente deseos de orar por él con gratitud.
No es fácil a veces orar con agradecimientos a Dios
por un gobernante que ha puesto en marcha la economía, que ha levantado el
índice de empleos, que tiene programas específicos para socorrer a los
enfermos, a los pobres y a los extranjeros, pero que en algunos renglones
éticos es liberal y erosiona los principios de moral cristiana; como tampoco es
fácil sentir gratitud por otro que propone una plataforma política mucho más
ortodoxa y moralmente mejor pero legisla casi sólo para los ricos que
influencian su posición con dinero y poder. Suele ser difícil en estos casos,
ejercer el privilegio del voto.
Pero más allá el salmo habla de Cristo (v. 17).
Ningún rey como él. Me parece que nunca podremos hallar un gobernante como Cristo;
oramos a Dios para que nos dé sabiduría para conocer cuál es el mejor y más
conveniente para su reino. El Señor permita que no sólo se postulen para la
presidencia profanos mediocres, sino también grandes y justos varones en
quienes sea visible el sello de su aprobación; hazlo Señor, para que tu pueblo
no se sienta confundido al votar y haciéndolo, instruido por tu ley, apruebe lo
mejor, para nosotros y para nuestros hijos. Amén.
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