Dios tiene tanto interés en mi vida cristiana que me paga
Salmo 19:11
“El testimonio de Jehová es fiel. Tu siervo es
además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón”.
“En guardarlos
hay gran recompensa”. La vida cristiana tiene promesa en esta vida presente y
en la venidera. El mismo diablo conoce esa verdad, que nadie sirve a Dios de
balde (Job 1:9-10). Por Jesús sabemos que él promete pagarnos todo lo que
hagamos por su servicio a nuestros hermanos desde un vaso de agua fría hasta lo
que más valga; y recompensarnos por cualquier pérdida que nuestra adhesión a él
conlleve: Cien veces más y la vida eterna. El que pierda su vida la hallará.
Por tanto, si la palabra de Dios nos amonesta, ¿por qué no soportar la
exhortación? (He. 13:22).
¿Quién ha vivido un sólo día obedeciendo el
evangelio y no ha recibido un salario por él o le han premiado? Lo que estoy
obligado hacer porque se me demanda, lo debo hacer porque me conviene. Se me
premia como si Dios obtuviera algún beneficio de mi fidelidad. ¡Maravilla de
Dios! (Mal. 1:10). Dios tiene tanto interés en mi vida cristiana que me paga.
Me paga para que sea creyente, santo, fiel, para que ame, para
que tenga paciencia, para que perdone. Yo sé que he vivido sin
malgastar mi vida, al contrario, el uso en su servicio me ha evitado
desperdiciarla; me ha ahorrado muchas lágrimas y sinsabores (Jer. 31:16; Ge. 15:1).
Otros cuando mueran, sus trabajos los acompañarán en sus fosas, pero lo que yo
he hecho permanecerá, tendré tesoros en el cielo. Lo que se hace ahora tiene su
continuidad en el mundo venidero (1 Co. 3:13-15; Apc.14:13). Somos grandes
negociantes.
Comentarios
Publicar un comentario