Queremos darle al pastor más trabajo
1 Crónicas
9: 32
"Y
algunos de los hijos de Coat tenían a su cargo los panes de la proposición, los
cuales ponían por orden cada día de reposo".
¿Eso era lo que hacían todo
el día? Tal vez no, harían otras cosas pero se indica la participación de ellos
en el culto sagrado. A veces las cosas importantísimas son las más pequeñas.
Quizás lo que Dios dispone para uno es que haga un poco de algo y no muchas
cosas, y no porque seamos indolentes sino porque eso es lo que quiere y lo
demás lo hacen otros. Si un pastor tiene que predicar un sermón semanal,
ensenar una hora la Biblia y hacer algunas visitas a los enfermos, ¿es poco ese
trabajo? ¿Quisiéramos darle más trabajo que el que Dios le dio?
Los
apóstoles unánimemente decidieron que no intervendrían en las funciones de los
diáconos, y separaron sus respectivos oficios, y advirtieron a la asamblea de
cristianos que ellos harían solamente dos
cosas, dedicarse a la oración y a la predicación del evangelio (Hch. 6:4).
No necesariamente hay que recargar los hombros y llenar la agenda cotidiana de
un pastor para justificar su utilidad, o su salario. Eso quiere decir que a
esas dos cosas de dedicar todo su tiempo, toda su energía y talentos, o lo que
es lo mismo se le selecciona para que tenga
intensidad su ministerio.
No
tiene que cubrir muchos campos y ser un "hacedetodo" en la iglesia,
porque si para llamar trabajo tiene que enredarse en los negocios de la vida, y
secularizar su vocación, entonces tal definición hay que calificarla
valientemente como defectuosa. Seguro que ocho horas de trabajo para poner los
panes de la proposición en orden, cosa que se puede hacer en 10 minutos, y
dejar libre para lo que quiera a estos hombres, es acostumbrarlos al ocio, y si
se tratara de producción, el resultado sería una catástrofe. Pero el ministerio
sagrado, Dios no lo mide de esa manera. Velar con Cristo una hora de oración es
haber trabajado bien, y cuatro o cinco horas de trabajo público en la enseñanza
del evangelio, y el resto para estudio, meditación, supervisión y atención a los
enfermos, es una ocupación casi excesiva para un solo hombre que también tiene
un hogar y su familia.
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