Échale la culpa a otro, no a Dios
Proverbios 19:3
"... la insensatez del
hombre pervierte su camino y luego se irrita contra Jehová" (Eze. 18:25).
No culpes a Dios por las consecuencias de errores que tú cometiste, no le eches
la culpa a la providencia de Dios; hubieras pensado mejor las cosas, hubieras
asegurado más, hubieras tenido más paciencia y esperado, pero te precipitaste y
tomaste una decisión rápida sin tener la seguridad que la mano de Dios te
guiaba, porque no la buscaste, te creías sabio en tu propia opinión, y ahora
que cosechas el fruto de tu equivocación, pues piensas y dices que Dios no te
ha ayudado y que él a fin de cuentas es el culpable.
El culpable eres tú, no él; deja
de molestarte contra Dios y atribúyete a ti mismo tus errores y no busques un
inocente en la tierra o en el cielo para echarles las culpas que son sólo
tuyas; si caes en tentación es por tu voluntad que pecaste y no porque Dios te
tentó (11:3; Sgo. 1:12-15). Déjate de estar diciendo que Dios lo permitió y que
fue la Serpiente, tu mujer y no tú. Dale la cara al asunto y pídele perdón a
Dios y a quien molestaste.
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