John Wayne, el pato McDonald, Cantinflas, y Tres Patines


Miqueas 1: 13
“Oh moradores de Laquis fuisteis principio de pecados a la hija de Sion porque en ti fueron hallados los pecados de Israel”.

Laquis pudo ser la primera ciudad de Israel que se abrió a la idolatría y la recibió. El Señor conoce quiénes son los que contagian a los demás con sus pecados; cómo los influyen y los apartan de la verdad, a los que habían huido de la corrupción que hay en el mundo (2 Pe 2: 18, 19). Es posible que los pecados del rey pasaran a Laquis, pero más posible es que los pecados de Laquis fueron transmitidos a Israel como por una puerta, así entró el pecado. Laquis tú no fuiste el principio de bendición sino de maldición, tú le hiciste las primeras sugerencias, le sonreíste, lo mirabas con picardía, le colmabas con halagos y llorabas cuando se separaba de ti, y de ese modo lo hechizaste, le hiciste creer que eras excepcional, única, la completa felicidad. Así lo sedujiste y fue seducido. Era como un ingenuo niño cuando compartió tu maldad.

Tú le sembraste las dudas, porque antes de oírte a ti y leer tus escritos él era cristiano, visitaba los templos y se regocijaba con los santos en luz; ya no quiere hacerlo, le has sacado de sus creencias la existencia de Dios, el concepto del bien y del mal, de la verdad y del error, ahora es ateo y tan vacío y desdichado como tú. ¿Eso te conforma, ir por el mundo sembrando incredulidades, levantando malas sospechas y destruyendo santas tradiciones? No mereces un aplauso sino una reprobación.

Tú lo iniciaste en las primeras corrupciones, acabaste con su vida rural y campesina, le cambiaste sus dietas sanas y naturales por los alimentos empaquetados, le quitaste los libros y le diste la televisión para hacerlo vano y sensual y lo lograste; contigo aprendió a reírse con bobadas y entretenerse mirando sandeces y contemplando escenas de lujurias.

Laquis le diste sus primeros ídolos americanos y él imita sus modas, peinados, vestidos y contempla como éxito lo que es personalmente una derrota y copia tu vida imaginaria como real, y de ti aprendió lo que es físico-cultural, adorar su cuerpo y vivir como si no tuviera alma, y se contempla en el espejo más de la cuenta; siendo macho se entresaca las cejas, se cuelga pendientes en las orejas como las hembras, se deja crecer el cabello como una mujer y a todo eso llama metrosexual; y lo asombroso es que a las mujeres que viven en Sion les gusten esas muchachas con patillas y barbas, diferentes de los genuinos héroes en blanco y negro, el tipazo John Wayne, el viejo pato McDonald y el gracioso Cantinflas que junto con Tres Patines hacían desternillarse de la risa al más amargado, sin decir una palabrota.  Lo ayudaste a dar sus primeros pasos en esa confusión de sexo y ya no se sabe seguro quién es “derecho” y quién jorobado, pasos que lo apartaran de Dios y caminara hacia el infierno. ¿De quien aprendió Israel a ser infiel? De ti.

Mirando el pecado de los santos y conociendo el mundo se puede establecer de dónde le ha venido, así se sabe cómo un país, ciudad, persona, le transmite sus enfermedades morales a otros, sus herejías, etc., por medio del comercio, la tecnología, los medios de difusión, el turismo, la inmigración. ¿Has sido tú el iniciador de los pecados de otros? Mira como aquellos se han vuelto tan perversos, ¿te lo deben a ti? No sólo tú no entraste a la salvación sino también les has impedido a los que querían entrar, “cerráis el reino de los cielos delante de los hombres;  pues ni entráis vosotros,  ni dejáis entrar a los que están entrando”(Mt. 23:13). ¡Malo!

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