La alianza entre teólogos y pastores
Jeremías 5:30,31
“Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; los
profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y
mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?”.
La alianza perversa entre profetas y sacerdotes
corruptos, la catastrófica unión entre los que representaban la voz divina y
los que la ejecutaban dentro de la religión, en las ceremonias de salvación;
cosas fea era esa, o más bien, terrible. Los profetas, que eran los teólogos de
ese momento debían haber provisto una teología sana para la iglesia, pero lo
que hicieron fue negociar la palabra de Dios para hacer firme el engaño de las
multitudes por medio de los sacerdotes. Y ¿qué decían aquellos profetas? Les
decían al pueblo que no se preocuparan por las consecuencias de sus pecados que
todo iría bien, no saldrían cautivos a Babilonia y seguirían prosperando. Eran
mentiras. Y los sacerdotes o príncipes les creían y seguían, y oficiaban con lo
que les decían la supuesta voz de Dios y transmitían al pueblo una falsa
seguridad por la cual vivían sin preocupaciones espirituales de ningún tipo,
haciéndole ningún caso a los auténticos profetas, que de mal gusto para ellos,
les pronosticaban un irreparable derrumbe. La gente ni pensaba en castigos por
el pecado porque la alianza entre teólogos y pastores les borraban de la mente
cualquier inquietud. Se separaban de la ley de Dios, no les importaba leerla ni
oírla porque sermones mejores, positivos y optimistas escuchaban en los
púlpitos de los secuestrados por sus ambiciones de gloria y dinero, les decían
lo que ellos querían oír. Ahí lo dice bien claro el texto “y el pueblo así lo
quiso”.
David Wells en dice en su libro El Coraje de ser Protestante: “Evangélicos que viven ‘sola cultura’
y creen que es sola scriptura” (pag.
4). “Christianity Today, no se dirige por una convicción teológica sino por los
aires de los tiempos” (pags.6,8). Hablando sobre los cambios que han ocurrido
dentro del mundo cristiano, dice:“…estos cambios nunca hubieran ocurrido si
hubieran pensando en términos doctrinales” (pag.11). La doctrina es lo único
que garantiza que los cambios sean buenos.
“La iglesia se anuncia como un lugar donde usted
encontrará ‘música alta’ y ‘servicios cortos’ con una “atmósfera relajada’ y a
la vez quiere que creamos que nos está ofreciendo una ‘fe seria’” (pag.14). O
sea, que la fe ha perdido su seriedad, ahora es jocosa, baila, se ríe, hace
chistes, y ¡asómbrese!, “salva”. ¡Ay de los teólogos vendidos a los pecados de
la modernidad y del postmodernismo! Te han enseñado mal, has tenido maestros
mentirosos que te han profetizado mentiras. ¿Te da igual ir a cualquier
iglesia? ¿Cree, cómodamente, lo que quieras, a tu manera? Entonces ¿qué harás
cuando llegue tu fin? ¿Cuándo tengas que ir al tribunal de Cristo? ¿De qué
sirve tu teología a tu fe? ¿Acudirás a esos teólogos vendidos al postmodernismo
para que defiendan tus creencias y vida? ¿Podrás evitar que Dios te juzgue?
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