Diferencia entre comunismo y cristianismo
Hechos 4:32
"La congregación de los
que creyeron era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo lo que
poseía, sino que todas las cosas eran de propiedad común".
¡Qué bonito es esto, Señor,
que toda la iglesia tenga un solo corazón y una sola alma! ¡Qué unidad tan
preciosa! La madre de todas las iglesias del mundo era un gran ejemplo. Casi no
se oía decir: "Esto es mío" sino "esto es tuyo". ¿Es que
acaso somos los absolutos poseedores de lo que tenemos, o en nuestros títulos
de propiedades están los nombres de nuestros hermanos? Eso ocurrió así porque
la iglesia formó otra sociedad, era una comunidad distinta a la que le rodeaba.
Ese principio de amar se mantuvo aunque no con tanta cohesión (vv.34,35).
No inventaron ningún orden
económico, tendrían que saber que si Cristo se demoraba en venir aquello se
acabaría; pero vivían con desprendimiento. Tendrían los apóstoles que darse
cuenta que si se consumía y no se producía sería la ruina económica de los
hermanos prósperos. Se sumergían voluntariamente en la absoluta pobreza. Años
después el apóstol Pablo tuvo que recoger ofrendas para los hermanos de
Jerusalén. Tal vez Lucas escribe esto para contrastar con sus tiempos cuando
“cada uno busca lo suyo propio y no lo que es de Cristo Jesús” (Flp.2:21). Esto
no es un comunismo primitivo sino cristianismo con una colosal diferencia,
porque el cristianismo dice “todo lo mío es tuyo” y esa otra engañosa y vetusta
quimera, el comunismo, dice “todo lo tuyo es mío”, con la excusa del estado de
recogerlo todo y repartirlo, y se hace dueño y señor de cada cosa incluyendo
las personas y sus destinos. Reparte primero y después recoge lo repartido, o
lo deja como vendido a cambio de libertades y alma.
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