Su ojo por el nuestro, su diente por el nuestro
Éxodo
21:22-25
“22 Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare,
pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido
de la mujer y juzgaren los jueces. 23
Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, 24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, 25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe”.
Estas
son leyes judiciales para manejar la vida civil, y usadas como sentencias por
los jueces; me parece que no es una guía para la acción personal ni tampoco el
espíritu de la vida diaria. El evangelio no contiene esas cosas porque su fin
no es el mismo (Mt.5:21-43). Está bien que el esposo de ella le haga una
demanda judicial y sea bien recompensado. Que le pague el hijo perdido y el
daño sicológico causado a los padres, en especial a la mujer. Todas estas leyes
se aplican con restitución o pena capital, no hay cárcel, que sería como una
forma moderna intermedia de castigo (Lev.24:12; Num.15:34).
Jesús
sufrió cárcel, juicio, para darnos restitución, su ojo por el nuestro, su
diente por el nuestro, su quemadura por la nuestra, su vida por la nuestra. Y
cárcel para darnos libertad, y la peor privación fue el despojamiento de su
gloria (Flp.2) para encerrarse dentro de un cuerpo “en semejanza de carne de
pecado” con el propósito de condenar el pecado de nuestra carne en la suya, y
así, muriendo en él la ley queda satisfecha y obtenemos perdón y libertad. A su
nombre gloria.
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