Momentos bellos en nuestra biografía
Éxodo 24:10
“Y
vieron al Dios de Israel y debajo de sus pies había como un embaldosado de
zafiro, tan claro como el mismo cielo”.
“Se supone que aquello estaba formado
por diferentes clases de zafiros, entonces ¡qué glorioso debe haberse visto el
pavimento con estas joyas pulidas y brillantes, perfectamente transparentes
reflejando el esplendor de la gloria de Dios! El rojo, azul, verde, amarillo en
perfecto arreglo hecho por la sabiduría divina en emblemática representación
del cielo mismo. Es razonable pensar que los israelitas vieron aquella
representación celestial en lo alto de la atmósfera sobre sus cabezas y del
tamaño mismo de toda la montaña, toda alumbrada y transparente en brillante
luz” (Gill, Commentary).
Este pueblo iba recibiendo en su historia experiencias
espirituales muy bonitas que les servirían, si las usaban, para refrescarse
espiritualmente en el tedio y el calor del desierto, y cuando las cosas no
fueran del agrado de ellos. La gracia de Dios va poniendo en nuestra biografía
momentos de mucha belleza, que si no son más abundantes, son algunos que se
recuerden con gratitud. Ellos no vieron el rostro de Dios pero el lugar arriba
donde estaba era muy hermoso y emblemático, superior a cualquier paraíso.
Podrían llevarse el cielo con ellos pero sólo en la memoria, dentro de la
experiencia, y con gratitud recordarlo. Aunque hicieron pasar malos ratos a
Dios, y ellos también los pasaron, a pesar de todo, leyendo lo que escribieron,
podrían sonreír, aun de su misma testarudez y deslices, y darles a los demás motivos
para envidiarles a su Dios.
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