El Nuevo Testamento en ciernes
Éxodo 25:17-22
“17 Y harás un propiciatorio
de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y
medio. 18 Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en
los dos extremos del propiciatorio. 19 Harás, pues, un querubín en un extremo,
y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines
en sus dos extremos. 20 Y los querubines extenderán por encima las alas,
cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro,
mirando al propiciatorio los rostros de los querubines. 21 Y pondrás el
propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te
daré. 22 Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el
propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del
testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel”.
El propósito de que los
querubines fueran hechos, como dice nuestra versión, de una sola pieza, es para
indicar que estaban fundidos juntamente y es con el propiciatorio y así evitar
que al transportar el arca o con cualquiera otro movimiento pudieran caerse. De
todos modos si se le busca un significado simbólico pudiera ser que estos seres
espirituales, como todos los ángeles, tienen una estrecha relación con la obra
de Jesucristo, y sus pies se encuentran precisamente fundidos dentro de la
sangre que se desparrama. Y, no ellos sino Dios, haría escuchar su voz dentro
de ese conjunto.
El propiciatorio era la parte
más importante del arca del pacto y de todo el tabernáculo, porque sobre él se
vertía la sangre de la reconciliación. Tres cosas importantes, (1) la
propiciación por nuestros pecados (2) desde allí se oía la voz de la
misericordia y la salvación (Num.7:89) (3) esto es lo que anhelan mirar los
ángeles (1Pe.1:12). Uno piensa que esto estaba ocurriendo dentro de la historia
de Israel, y era la historia de la revelación, entretanto en el resto del mundo
no había palabra de Dios. Tendría todo que hacerse exactamente como el Señor lo
estaba indicando porque era un lenguaje materializado, fundido en bronce,
cobre, y expresado en términos de joyas y de piedras preciosas. Era algo así
como el Nuevo Testamento en ciernes.
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