El arquitecto de una iglesia
1Corintios 3:10
"Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima".
"Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima".
La palabra arquitecto proviene de otras dos que significan
"el principal constructor". Pero los arquitectos no construyen (en el
caso de una iglesia sí), están envueltos en la obra pero tienen asistentes a
través de los cuales él transmite sus ideas, proyectos, sueños y bellezas. Él
es el que concibe el edificio, su estructura, su solidez, su tamaño, la
distribución y su altura, y para que será usado. Él es la mente de todo el
proyecto; ellos hacen los planos, visión del edificio, supervisan que todo se
haga conforme a lo planeado, y conjuntamente con los maestros de obras y
albañiles, carpinteros, lo construyen.
El que abre una nueva obra, entre otras
virtudes, debe ser un experto teólogo que empiece la congregación con un
buen fundamento doctrinal. Y me apresuro a escribir ardiente y entusiasta teología,
para evitar que alguno piense que se trata de una asignatura fría. Nada hace
subir tanto la gloriosa temperatura del alma como una fervorosa teología.
Luego
están los colaboradores, hermanos que vayan con buenas enseñanzas a hacer
progresar el trabajo. Una buena iglesia siempre tiene una buena raíz teológica.
Una gran obra se empieza con un equipo de teólogos y ardientes misioneros. Es dificilísima
la obra cuando los ayudantes del teólogo son pocos o no existen. Y un futuro
desastre del edificio es si el arquitecto, su principal constructor, es un tipo
pragmático que no valora la teología. Su iglesia se alzará quizás rápido, sobre
la espumosa arena. Sin roca. Y después de deslumbrar a muchos por un tiempo, y
hacerse de envidiosos imitadores, las implacables circunstancias la sepultarán. Los arquitectos responsables planean construcciones que les sobrevivan.
Pienso yo que un buen misionero, no sólo debe de ser un buen evangelista, sino también un excelente maestro y pastor, porque no se trata de ir por ahí solamente haciendo que haya nuevas criaturas en Cristo, sino hay que hacer que crezcan en Él y además a tratar de que alcancen la estatura de la plenitud en Cristo, bueno, eso digo yo...
ResponderEliminarGracias por esas palabras, me vienen como anillo al dedo, ahora que busco empezar una nueva iglesia y son tantos los impedimentos. Gracias por el regalo de tus palabras.
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