Dios no registra nuestros archivos

Job 33:10
“…buscó reproches..”. 

Mas bien  que busca “ocasión” “oportunidad” o “enemistad”. Voy a seguir la traducción Reina Valera que en esencia es lo mismo. ¿Tú crees, sinceramente, que Dios tiene que buscar reproches contra nadie cuando eso es contra un atributo natural suyo que es la omnisciencia, porque todas las cosas ya se hallan como desnudas en su presencia? (He.4:13); no imagino a Dios actuando como un ser humano limitado tratando de hallar cosas en la vida de una persona para reprochárselas; él es infinitamente superior en atributos al hombre y también en corazón.

No registra los archivos de una vida, que es su historia, sino sus archivos, los libros donde están escritas las cosas buenas y malas de los hombres, que no serán abiertos sino hasta que se acabe el tiempo de la misericordia y llegue el día final para rendir cuentas. Y ese día aún no ha llegado (Apc.20:12). Los reproches que los hombres oyen por causa de sus malos actos los escuchan por medio de sus conciencias, por boca de otros, y por medio del evangelio, y en esos casos los reproches son para salvación no para condenación, son reproches por los cuales debemos dar gracias al Señor. Además, el papel de reprochador no encaja en el carácter divino porque se corresponde más al diablo que a Cristo. Él no es un reprochador sino un sacerdote que ofrece expiación por los pecados, busca cubrirlos no sacarlos a la luz. Satanás es quien acusa, no Dios, Dios es quien juzga (Apc.12:10).

Si conocieras el carácter de Cristo no pensarías que Dios busca reproches contra nadie, aunque haga cosas que lo merezcan (He.4:15-5:1) ¿Cómo buscará reproches contra los pecadores si lo que busca es que se arrepientan? (2Pe.3:9). Job pensaba que Dios no tenía nada que reprocharle y que casi inventaba sus faltas para poder reprochárselas; ¿participas de esa equivocación? Hasta donde él entendía vivía como agradaba a Dios, guardaba sus leyes, era fiel a su conciencia. Tampoco que Dios esté buscando la ocasión, como vigilándonos, espiándonos, hasta que nos sorprenda en un pecado y “¡entonces la andanada de reproches! No.

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