La Resaca del Éxito
…y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis (Num.15:39).
Moisés dice que no se debe “mirar” al corazón ni seguirlo en sus sentimientos porque es un guía falso, engañoso y fraudulento (Jer.17:9) y una fábrica de ídolos bellos. El corazón obedece a los ojos que no se sacian de mirar, codician y se llenan de adulterio (2Pe.2:14); y todo eso proviene del mundo con el cual ambos tienen amistades (1Jn.2:24). El corazón y los ojos son fieles enamorados del mundo y conspiran contra el alma de modo que más pronto que tarde destruirían la obra de la gracia en ella a menos que Dios lo evite. Ambos, metafóricamente, sustituyen el alma humana, son como el caballo y el mulo, compañeros, y tienen que ser sujetados con cabestro y con frenos porque si no, no se acercan a Dios.
Salomón que miró y gustó todo lo que quiso dijo que no se mirase “el vino cuando rojea” (Pro.23:31), “cuando resplandece su color en la copa, se entra suavemente”. Por supuesto que esto se refiere a la tentación de beber alcohol, pero va más allá. No mires aquello que te puede formar un hábito y destruir tu carácter, será lícito mirarlo pero no es aconsejable, si sabes que lo que miras te gusta pero te pudiera intoxicar. Evita la tentación de hallarte cerca de la copa. Eva debió pararse lejos del árbol del mal, donde no llegara su vista. Si otros la tienen en sus manos aléjate de ellos, sal afuera y despídelos. En cuanto empieces a mirar la fragilidad de la copa, su boca ancha y su cintura estrecha, su pie hermoso, su sensualidad te cautivará y si no corres pronto fuera del hechizo que se entra “suavemente”, deliciosamente irás acercándote hasta extender tu mano a lo que quebrantará tu abstinencia y te llenará primero de alegría, te emborracharás de amor hasta la madrugada, y sufrirás la amarga resaca de tu intemperancia y desatino por el resto de tu vida. A veces la resaca del éxito sabe a hiel.
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