Si Dios Llorara
Hágase tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra (Mt.6:10).
¡Dios mío! ¿Es posible que haya un pedazo de esta tierra que llegue a ser un trozo de cielo? Si no fuera posible eso Jesús no nos hubiera enseñado a orar “aquí en la tierra como en el cielo”. Sí, pero la condición es hacer la voluntad de Dios en su vida, su hogar, sus relaciones y negocios. Si se lograra eso ¿no sería el mundo un cielo? Piénselo usted, si no queremos sino hacer aquello que Dios aprueba ¿a quién dañaríamos? ¿Qué errores podríamos cometer? Ninguno puede pedir algo que sea mejor que la voluntad de Dios.
Si al buscar una compañera para casarse se buscara la voluntad divina ¿no sería el matrimonio un cielo? ¿Podría haber infelicidad en el cielo, lágrimas, malos tratos allá donde Dios tiene su trono? ¿No sería nuestra unión matrimonial como entre dos ángeles? Si nuestros hijos hicieran la voluntad de Dios, ni uno solo sería derrotado. Si el hogar enteramente busca hacer la voluntad divina ¿nos llevaríamos mal con los vecinos, con nuestros familiares, o con el barrio, la ciudad, la nación?
No voy a escribir política sino hacerle algunas preguntas a ella. ¿Es hacer la voluntad de Dios cuando se vota un dignatario que de un plumazo quiere suprimir todo tipo de restricciones a los abortos, y las niñas precoces no tienen que contar con los padres para hacerse uno? ¿Qué piensa Dios de ese mesías que con la misma mano que Aod ajustició a Eglón rey de los moabitas, sobre una vieja Biblia jura ser fiel a su Constitución y con todo el poder que le da la democracia piensa quebrar la segunda tabla de la ley de Moisés proponiendo una unión “civil” entre personas del mismo sexo como una forma libre de matrimonio y de formar familia? ¿Será que las leyes de Dios se tienen en poco y no valen para nada? Cuando hay que decidir entre votar por principios cristianos o por un mejor sistema económico ¿cuál es la voluntad de Dios? ¿Es la voluntad de Dios, es bíblico, que nos importen más las posturas políticas que los dogmas de la fe? ¿Cuándo usted ha oído a alguien que haya hecho la voluntad de Dios y le pese? Jamás. “¡Cuánto han de llorar los pueblos que hacen llorar a Dios!”. Si Dios llora.
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