Alegoría de un Crecimiento
Es decir, la hermana estéril, Raquel, debía esperar en Dios pero no lo hizo, recurrió a una solución social dándole a su sierva al marido para que engendrara hijos que legalmente serían propiedad de ella pero como producto de una fornicación, haciéndolo infiel a él, hijos que fueron naciendo con nombres muy bonitos que reflejaban su situación emocional perturbada pero por los cuales no había “sufrido dolores de parto” (Gálatas 4:19, 27), porque no habían sido formados dentro de ella.
Debió esperar el día que Dios se acordara de ella y le diera a José, y con José debió conformarse, con un hijo de esa magnitud era más que suficiente, que valía por mil hijos ordinarios, pero esa palabra ella la desconocía, y quiso otro más, y lo tuvo, Benjamín, y éste le provocó la muerte, una grieta enorme que la llevó a desaparecer, un símbolo de lo que es una división en una iglesia, que le produce una herida mortal.
Y la iglesia próspera, sin tener necesidad de caer en lo mismo que la estéril llegó al punto de tampoco conformarse con un límite en su membresía y se desvió hacia la superstición y usó las mandrágoras para tener otro hijo; un nuevo método que realmente no servía para nada pero ella lo tuvo como si fuera efectivo, supongo que eso es sombra de los pañuelos ungidos, aceites, bautismos, autoayudas, confesiones, y otras cosas a las cuales se les da un poder milagroso de engendrar hijos cuando es mentira.
Y Jacob ¿es un tipo de Cristo el esposo de la iglesia? No. Es un tipo del pastor de la iglesia, una clase de pastor muy trabajador, que ama la iglesia pero socialmente adaptado que engendra hijos con sus esposas y con sus siervas, de su matrimonio y de fornicación, y hasta se alquila, no le importa que lo usen, ese no es su problema sino el de ellas, no se mete y se adapta a sus iglesias y hace lo que ellas quieran con tal de que el número aumente, ellas estén contentas, y ser él el autor de tan tremendo crecimiento, disputado por una congregación y por otra porque es capaz de hacerlas crecer y darle nombre a ellas y orgullo, y un nombre famoso.
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