Una esposa no amada, y el propósito de Dios
Génesis 29:31-35
No
soy un experto en la comprensión del alma femenina, así que esto no es más que
un intento exegético para sacar del caso de Lea algunas lecciones bíblicas. Mi
propósito es dar alguna comprensión y conformidad, en el Señor, a las hermanas
lectoras de este blog.
Uno: El varón admira a
la mujer como madre, pero la ama como mujer. Los hijos no hacen que la ame más.
Dios sabía que
Jacob no amaría más a Lea por sus nuevos hijos. Con cada parto él no aumentaría
su cariño por ella, pero sí por los hijos que ella le daba. Sin embargo, Lea no
parece entender eso, o no quiere admitirlo, que la sucesión de hijos no obraría
el milagro de que Jacob cayera rendido a sus pies. Pensó que siendo más madre
sería más amada. Jacob amaba más a Raquel que a ella no porque le diera un par
de hijos sino, principalmente por su
cara bella y hermosa figura.
Dos:
Detrás de esa competencia con su hermana, a ver quién paría
más, se hallaba el plan divino. Así fue dando a luz a los patriarcas,
con los cuales Dios tendría un propósito mejor que el de ella, que era sentirse
amada. Es de suponer que si Lea hubiera sido una mujer realizada
matrimonialmente, o un tanto más, como Raquel, no hubiera quizás parido tantos fundadores del pueblo de Israel Es verdad que Raquel también estaba
desesperada por parir, y se murió de parto, pero el amor de su marido la
ayudaba mucho en esa equivocación cultural. Es posible que si Lea se hubiera
realizado en el amor no hubiera sido tan “creativa”. La poderosa fuerza emocional
de su insatisfacción ayudaba al
plan específico de Dios: ir formando
tribus.
A veces creemos que si Dios
no nos hace felices a pesar de que oremos y supliquemos, no está cumpliendo su propósito
en nuestras vidas. Que Lea se sintiera menospreciada (la palabra
significa odiada) e inferior, era, sin discusión sobre su soberanía, el
propósito de Dios. Si lo hubiera querido, la había hecho feliz. No la
hubieran vendido, “ni metérsela por los ojos” (vulgarismo) a su marido. Gracias a esos sentimientos de inferioridad,
sin poder luchar y vencerlos en su cultura, habría de dar continuos hijos. Estos
abusos, culpas, frustraciones, tienen otro lado positivo en relación con la
creatividad, no reproductora de hijos, sino vocacional. Si ocurriera esa
experiencia en una dama moderna, esa experiencia de Lea, que su marido no la
ame y con quien tiene varios hijos, si tiene ella calificaciones, pudiera convertirla
en una artista que concibe cuadros, una escritora que produce libros, o magníficos blogs, que tratando de ser
alguien para sí misma y para la sociedad, devora toneladas de literatura, se
especializa e inventa. Dios tiene algún propósito cuando no la cura de su
perenne insatisfacción, y como mujer casada rumia a diario muchas amarguras. El
propósito divino con Lea fue dar nacimiento a pueblos.
Resumen: La misión del
evangelio no es satisfacer todas las necesidades emocionales de una persona
sino salvarla, conducirla a la obediencia a Dios, a hacer su voluntad, a buscar
no el balance de su personalidad, sino su operación funcional de cualquier
modo, y si conoce las páginas de la Biblia, pensará que lo que lo que le ha
ocurrido tiene un propósito divino, cualquiera que haya sido la injusticia social, las envidias personales y
el despotismo doméstico. Que Dios lo quiso así, y no tuvo fue la mala suerte, porque si
pudiera haber vivido tres mil años, el tiempo y la historia lo afirmarían. No es muy sabio medir
la bendición de Dios por los parámetros de la felicidad. Fue la voluntad de
Dios que viviera sin ser querida, tal vez admirada como madre pero no amada
como mujer, y eso pudo haberlo comprendido con los años porque a sus últimos dos
hijos, a uno le puso por nombre Leví que vino a ser el padre de todos los sacerdotes de Israel, y al
otro lo llamó Judá de quien nacieron grandes reyes como David y Jesucristo, y adoró a Dios
(vv.34,35).
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Con
mucho afecto y gratitud,
Humberto.
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